España, 21 de marzo 2122.-- El océano regula todos los otros ecosistemas del planeta, «sin azul, no hay verde», por ello, interrumpir cualquiera
de los sistemas con actividades como la minería marina o la sobrepesca provocaría el desastre para los otros sistemas y la biodiversidad marina, han coincidido tres científicas de España, Francia y Portugal.
La española Elena Ceballos, la francesa Françoise Gaill y la portuguesa Helena Vieira han participado este jueves en Madrid en la conferencia científica «Viaje al fondo marino», organizada por el Instituto Francés de Madrid, tras la Cumbre Internacional «One Ocean» organizada por Francia en febrero en la ciudad de Brest y antes de la próxima conferencia de Naciones Unidas sobre el océano en junio en Lisboa.
Sin azul, no hay verde
Elena Ceballos ha señalado que utiliza el hashtag #SinAzulNoHayVerde en sus conferencias para que se entienda la importancia de la conservación del océano, «es todo un ciclo interconectado, más de la mitad del oxígeno que respiramos lo produce el océano; si él desapareciera y todo recayera en los ecosistemas terrestres no sería posible» la supervivencia.
Ceballos, física e investigadora posdoctoral en el Woods Hole Oceanographic Institution de Estados Unidos y estudiosa de la zona crepuscular del océano (entre los 200 metros y los 1.000 metros de profundidad), ha señalado que «el papel que tiene el océano retirando dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera es enorme, es él el que está amortiguando el calentamiento global, frenando el cambio climático».
Y aunque «no está muy clara la acción global anual de retirada de CO2 de la atmósfera, se habla de entre 4.000 y 12.000 millones de toneladas anuales de carbono que retiran los océanos de la atmósfera y, aunque fuera la cifra más pequeña, supera con creces la acción de los ecosistemas terrestres», ha añadido.
«Todo es un ciclo interconectado, todos los minerales que tienes ahí abajo están generando un tipo de distribución de nutrientes que luego se mezcla en la superficie y genera todo el ciclo de la vida marina», ha agregado, entonces «la explotación minera sería catastrófica».
Sin el océano todos los otros ecosistemas caerían por su propio peso porque el océano es uno solo y la mayor parte del globo terráqueo, con una función vital e importante, ha subrayado la científica española.
El océano, un pozo de soluciones
La bióloga Françoise Gaill, vicepresidenta para la ciencia de la Plataforma Océano y Clima, y presidenta de honor del comité científico del Centro Nacional francés de Investigación Científica (CNRS), ha afirmado que en el fondo del mar están las soluciones o remedios para muchas enfermedades y para muchos sectores industriales porque, «si se observa la secuencia genética que se ha analizado, casi un 95 % provienen de las aguas profundas del océano».
Son ecosistemas que se encuentran a lo largo de las dorsales oceánicas y la mayoría de esas secuencias analizadas están gestionadas por la empresa alemana BASF, según Gaill, quien ha señalado que esto indica que es solo el inicio de un gran reservorio de esas secuencias del ciclo genético que abriría la puerta a una serie de aplicaciones, como la cura de enfermedades como el cáncer, los biomateriales y la alimentación, entre otros.
Por ello, Gaill ha aseverado que hay que organizarse para trabajar por la conservación del océano y ha explicado que la necesidad de toda una serie de recursos raros ha llevado a un grupo internacional de científicos a firmar un documento condicionando que se permita realizar investigaciones sin la intromisión de otras actividades en ese espacio.
El papel del ecosistema marino
Helena Vieira, experta en biotecnología y directora general de Políticas del Mar en el Ministerio portugués del Mar, ha manifestado que «no se comprende el valor del ecosistema marino» y ha cuestionado «¿cuántas personas comprenden el papel del ecosistema marino en sus vidas y el impacto que puede tener su destrucción?».
Viera ha sugerido que pensó que con la pandemia «nos convertiríamos en una humanidad mejor», pero «no es verdad para todo el planeta». La situación ha servido para «alertar a algunos países sobre lo que está sucediendo con el océano, pero no todos han tomado conciencia de ello».
La biotecnóloga ha explicado que Portugal está haciendo «muchos esfuerzos» para lograr en la reunión del océano en junio en Lisboa que los 193 países de Naciones Unidas firmen un compromiso para la conservación del 30 % del océano para 2030.
No es demasiado optimista, pero subraya que el compromiso debe ser global, no local.