- Estiman que sólo quedan ocho en México
La situación de la vaquita marina es crítica. Científicos estiman que sólo quedan ocho especies en el Golfo de California, el único lugar donde vive el cetáceo más pequeño del mundo y que está en grave peligro de extinción, indicó el martes el grupo ambientalista Sea Shepherd.
Pritam Singh, presidente de este colectivo, dijo que su tripulación no había visto ninguna vaquita durante unas tres docenas de viajes realizados este año a la que se considera la última área del Golfo donde viven. Sin embargo, afirmó que científicos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza revisaron imágenes tomadas a fines del año pasado que sugieren que ocho adultos y quizás una o dos crías todavía están en el Golfo, también conocido como Mar de Cortés.
Las vaquitas se ahogan en redes ilegales colocadas por pescadores para atrapar totoabas, un pez cuya vejiga es un manjar en China y se vende a miles de dólares el kilo. El Gobierno de México ha sido criticado por sus insuficientes esfuerzos para mantener libre de pesca la zona de tolerancia cero del refugio de la vaquita, pero Singh dijo que aunque a principios de año había en ese lugar muchos pescadores, la coordinación entre Sea Shepherd y la marina mexicana ayudó a reducir el número de esas pequeñas embarcaciones.
Frente a los 58 barcas pesqueras detectadas por Sea Shepherd el primer día que el grupo patrulló la zona este año, los 35 detectados el segundo y los 27 del tercero, durante su viaje más reciente, esos números se redujeron a entre uno y tres barcos por jornada.
"Esa es una gran noticia", dijo Singh. "Le da una oportunidad a la vaquita".
El año pasado, el Gobierno de México abandonó la política de mantener una zona de "tolerancia cero" en el alto Golfo. Luego introdujo un sistema gradual de penalizaciones si había más de 60 embarcaciones en la zona en varias ocasiones.
Durante años, México dependió de los barcos de Sea Shepherd para eliminar la mayoría de las redes ilegales que atrapan y ahogan a las vaquitas y hacía muy poco para combatir los ataques violentos de los pescadores furtivos a los barcos de los ambientalistas. El grupo estima que