Los precios de los fertilizantes sintéticos se están disparando debido a la guerra en Ucrania. La orina humana podría ser una buena alternativa.
La falta de abonos ocasionada por la guerra contra Ucrania está haciendo que se busquen alternativas naturales. Quién hubiera pensado que Battleboro, un pintoresco pueblo estadounidense de Vermont, podría ser la sede de un concurso de "meadas". Año tras año, unas 200 personas compiten allí por la Copa de Oro de la Orina. El objetivo del concurso: recolectar orina para abonar los cultivos.
El evento está organizado por el Rich Earth Institute, una organización local sin ánimo de lucro que pasteuriza la orina donada y la suministra a las granjas para que la utilicen en lugar de los fertilizantes sintéticos. La orina producida por el ser humano contiene nitrógeno, fósforo, potasio y micronutrientes, elementos que ayudan a las plantas a crecer, pero normalmente estos se eliminan por el desagüe.
Por eso, sel instituto ha equipado la mayoría de las casas de sus voluntarios con inodoros que separan la orina para poder bombearla después y transportarla a donde se necesite. "Esta es otra forma de reciclar”, dice Abraham Noe-Hays, director de investigación del Instituto Rich Earth, que está desarrollando un sistema en edificios.
En países como Suecia, Francia, Alemania, Sudáfrica y Australia, otras organizaciones trabajan en la reutilización de los desechos humanos para reducir la dependencia de los fertilizantes comerciales, que conllevan problemas ambientales y económicos.
Los fertilizantes nitrogenados sintéticos contaminan las aguas subterráneas y son un importante factor en el aceleramiento del cambio climático. Según un estudio de 2021, la producción y el uso de estos fertilizantes representan el 2,4% de las emisiones mundiales.
Las reservas mundiales de fósforo también se están reduciendo. Y los agricultores se enfrentan a la escasez y al aumento de los precios desde que Rusia, uno de los principales exportadores de fertilizantes, invadió Ucrania.
"Cuando se produce un impacto en la cadena de suministro, ¿cómo cultivamos los alimentos? Al reciclar la orina, reforzamos nuestro sistema alimentario", afirma Prithvi Simha, investigador de la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas (SLU), en entrevista con DW. Según Simha, alrededor de un tercio de todo el nitrógeno y el fósforo utilizados en la agricultura a nivel mundial podría ser sustituido por los nutrientes obtenidos de la orina. Ese porcentaje aumenta drásticamente en países como Uganda o Etiopía, donde preferentemente se usa orina y no fertilizantes sintéticos, debido a los altos precios.
Del "oro líquido" al fertilizante seco
Simha forma parte de un equipo de investigadores que ha desarrollado una forma de convertir la orina en fertilizante sólido, similar a los gránulos sintéticos que la mayoría de los agricultores utilizan actualmente.
La empresa SLU Sanitation 360, con sede en la isla sueca de Gotland, equipa los inodoros con casetes que alcalinizan la orina. Eso permite que los nutrientes que contiene se mantengan estables mientras un ventilador evapora el agua, dejando un polvo seco. "Hay mucha química compleja detrás del resultado, pero, en realidad, el método es bastante sencillo de aplicar. Por eso funcionaría bien en todo el mundo", explica Simha.
Sanitation 360 ha trabajado con una empresa que alquila cabinas de baño portátiles, los que recolectan unos 250.000 litros de orina al año. El abono obtenido se destina a los cultivos locales de cebada, y la cerveza que se elabora con ella "es exactamente igual que cualquier otra cerveza, por supuesto", dijo Simha tras una prueba de sabor.
Separar antes de reciclar
Para reutilizar la orina como abono, es necesario separarla de la materia fecal, así como del agua del inodoro. La orina sólo representa el 1% de las aguas residuales en las plantas de tratamiento europeas, pero es una de las principales fuentes de nutrientes, como el nitrógeno. "En lugar de reciclar la orina para la industria, esta se desperdicia en los desagües", dice a DW Tove Larsen, científico del Instituto Federal Suizo de Ciencia y Tecnología Acuática (Eawag).
Hasta ahora, uno de los principales problemas de los inodoros desviadores de orina ha sido que se consideran poco prácticos en su uso y en cuanto a su producción, según Larsen. Pero un nuevo modelo, desarrollado por la empresa suiza Laufen y Eawag, podría cambiar esa situación, afirma.
El inodoro de dos orificios utiliza el "efecto tetera". La parte delantera de la taza permite que la orina se escurra por un orificio separado. Una innovación que puede fabricarse como cualquier otro inodoro de cerámica.
Hasta ahora, esta innovación se ha implementado en uno pocos edificios en el mundo. Pero los científicos esperan que, a medida que estas tecnologías se vayan extendiendo, reciclar el "oro líquido" acabe siendo tan fácil para todos como sentarse y orinar.