El 7 de julio se celebra el Día Internacional de la Conservación del Suelo en memoria del Dr. Hugh Hammond Bennet,
científico estadounidense que dedicó su carrera a investigar el efecto de la calidad de la tierra sobre su capacidad productiva, de la cual depende en gran parte la biosfera.
Esta conmemoración tiene como objetivo hacer relucir los beneficios del suelo y la importancia de gestionarlo de manera inteligente, ya que su descuido perjudica a la biodiversidad y a nuestra seguridad alimentaria.
Los suelos son una de las principales reservas mundiales de biodiversidad, ya que albergan más del 25 % de la diversidad biológica del planeta. Asimismo, más del 40 % de los organismos vivos en los ecosistemas terrestres están asociados a los suelos durante su ciclo biológico.
No se trata de un recurso infinito y todavía se desconoce lo vital de su preservación. De acuerdo con un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicado en 2020, el protagonismo de la tierra ha sido subestimado, de tal suerte que acciones como la contaminación, la deforestación, la urbanización, el uso excesivo e indebido de productos químicos agrícolas han propiciado el cambio climático, el deterioro de la calidad de los alimentos y la desaparición de especies vegetales, animales y microorganismos, estos últimos vitales para prevenir enfermedades inflamatorias, autoinmunes, la alergia y el asma.
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