Alemania, 25 de mayo 2023—Quien vaya de compras a la tienda "Tía Olga”, en Colonia, debe llevar bolsas
y recipientes. Allí se prescinde en lo posible de envases. El efecto de este tipo de negocios es grande: "Gracias a nosotros, un 84 por ciento menos de envases aterriza en la basura”, dice Christine Holzmann, de la Asociación de Tiendas sin Empaque.
En Alemania existen actualmente cerca de 260 locales comerciales de este tipo, señala. La pandemia los afectó bastante. "Tuvimos nuestro mejor momento antes del inicio de la pandemia de COVID-19, cuando contábamos con 330 tiendas afiliadas”, cuenta Holzmann. Pero ahora, pese a los crecientes precios de los alimentos, ya se planea abrir otros 108 locales.
"Tuvimos efectivamente tres años difíciles, debido al covid y a la inflación, cuenta también Olga Wittig, dueña de "Tía Olga”. Pero agrega que se percibe ya un repunte.
-Las dimensiones del problema-
Los productos que antiguamente se vendían sueltos, ahora vienen por lo general envasados. Por ejemplo, más del 60 por ciento de la fruta y la verdura se ofrece en envases de plástico o de papel, según la organización ambientalista NABU. Y eso genera mucha basura. Los consumidores particulares desecharon en 2007 cerca de 8,7 toneladas de envases. Considerando las cifras per cápita, Alemania es puntera en Europa: los alemanes usan aproximadamente un 36 por ciento más de empaques que el promedio del ciudadano de la Unión Europea.
Muchos de los envases no se reutilizan. En Europa, poco más de 40 por ciento de los desechos de material sintético son incinerados. Solo cerca de un tercio es reciclado, y el 23 por ciento va a parar a vertederos.
-El factor económico-
¿Por qué se envasan tantas cosas, si los envoltorios también generan gastos? La industria alemana de envases argumenta que estos protegen el contenido. Indica que cerca del 90 por ciento de la contaminación se genera en la producción de alimentos, y solo un 10 por ciento en la fabricación de empaques. En consecuencia, opina que el daño es mucho mayor si se descomponen los alimentos que si se los protege envasándolos.
También el comercio obtiene ventajas, porque los productos envasados son más fáciles de transportar e inducen potencialmente a los clientes a comprar más. Adicionalmente, la tendencia a envasar pequeñas cantidades para ser consumidas por el camino aumenta la cantidad de envoltorios.
En Alemania existe una gran industria de envases, que da empleo a unas 117.000 personas. Su volumen de ventas asciende a más de 35.000 millones de euros anuales. Eso podría explicar por qué no se regula con mayor rigor la materia en el país.
En la Unión Europea existe un impuesto al plástico, dirigido a encarecer los plásticos no reutilizables. En muchos países se lo aplica, pero no en Alemania.
-Alternativas engañosas-
La industria del sector promueve la idea de que el problema se puede controlar mediante el reciclaje y no quiere discusiones sobre una reducción de la producción de plásticos. Algunos fabricantes hacen también publicidad afirmando que sus materiales sintéticos son biodegradables y están hechos de materias primas renovables.
Sin embargo, el Ministerio del Medio Ambiente alemán previene de tales supuestas soluciones. En su página de internet hace notar que no hay una cadena de reciclaje de ese tipo de materiales sintéticos. Simplemente son seleccionados y utilizados para producir energía, es decir, quemados.
La tienda de "Tía Olga", en Colonia, ofrece una alternativa real.
Quien quiera realmente hacer algo por el medioambiente, debería intentar evitar los envases. Y para eso ayudan las tiendas que prescinden de ellos, como "Tía Olga”. Estas tienen mayor aceptación actualmente en Francia, según Holzmann. Agrega que también en Suiza y España hay muchas. "En Alemania todavía somos un nicho, pero luchamos con vigor para salir de allí”.