Nairobi, 7 de septiembre 2023—Todos coinciden en que la primera Cumbre del Clima de África (ACS, en inglés)
permitió al continente dar un golpe en la mesa esta semana y lograr la atención que lleva años pidiendo sobre la crisis climática, pero los acuerdos alcanzados, o la ausencia de ellos, han dejado un sabor agridulce a muchos.
“La Declaración de Nairobi, nuestra posición común y resolución firme, reafirma nuestra determinación y sienta las bases para una nueva fase en la acción climática global”, dijo orgulloso al cierre de la cumbre el presidente keniano, William Ruto, sobre el documento final adoptado por una veintena de jefes de Estado y de Gobierno africanos.
Así puso fin este miércoles el mandatario a los tres días que duró la reunión en la capital de Kenia, cuyo Gobierno la coorganizó junto con la Unión Africana (UA).
A la ACS acudieron también jefes de organismos internacionales, como la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula Von der Leyen, o el secretario general de la ONU, António Guterres; líderes de otras regiones, como la vicepresidenta colombiana Francia Márquez; y representantes del sector privado y la sociedad civil.
“Como africanos, venimos diciendo que el cambio climático es un problema del ahora durante mucho tiempo pero Occidente lo veía como un problema para el futuro. Ahora, todo el mundo entiende que hay que actuar ya”, señaló a EFE Linda Ogallo, experta del Centro de Predicción y Aplicaciones Climáticas (ICPAC) de África oriental.
Ésta ha sido una cumbre histórica, no tanto por el alcance de los compromisos acordados, sino por tratarse de la primera consagrada a la crisis climática por la UA, cuyos miembros producen apenas el 4 % de las emisiones de gases invernadero pero se cuentan entre los países más vulnerables a este fenómeno.
::: Realidades diferentes :::
“No esperaba un documento detallado de un proceso continental porque África no es un sólo país” y sus Estados tienen intereses diferentes, afirmó Ogallo.
Los participantes de la cumbre llegaron con realidades energéticas muy diversas: desde Kenia, donde cerca del 90 % del suministro proviene de fuentes renovables, hasta Senegal, con alrededor de un 30 %.
Con todo y pese a intensas discusiones, lograron consensuar algunas líneas generales, como pedir a Occidente que cumpla sus compromisos financieros con los países en desarrollo.
::: Finanzas climáticas :::
Uno de los asuntos más importantes fueron las finanzas que África necesita para desarrollar su “potencial inexplotado” en minerales y otros recursos indispensables para la transición energética, lo que, según Ruto, abre “oportunidades millonarias” para la región en el marco de la respuesta global a la crisis climática.
“Esta conferencia ha dado algunas sugerencias muy exactas sobre de dónde podría provenir ese dinero”, aseguró a EFE Malango Mughogho, directora general del laboratorio de ideas ZeniZeni Sustainable Finance.
En este sentido, por ejemplo, la declaración propone el establecimiento de un “régimen global de impuestos sobre el carbono”, incluyendo el comercio de combustibles fósiles y el transporte marítimo y aéreo.
Mughogho, sin embargo, cuestionó el foco prestado durante la cumbre al sector privado que, según ella, “no financiaría gran parte de las respuestas climáticas porque necesita obtener un beneficio para implicarse”.
La experta lamentó que, a pesar de algunas promesas, como el compromiso de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) para destinar 4.500 millones de dólares a las energías limpias en África, ninguno de los miembros del G7 (grupo de economías más industrializadas) anunció grandes asignaciones de fondos.
“Hubiera sido muy simbólico que entidades como el G7 o cualquier miembro del G20 (grupo de países desarrollados y emergentes) hicieran compromisos claros para algo como el Fondo Verde del Clima, que está buscando activamente financiación ahora mismo”, aseveró Malango, en referencia a ese mecanismo de la ONU para apoyar a países pobres.
::: Decepción de la sociedad civil :::
Diferentes organizaciones criticaron la atención insuficiente durante la cumbre sobre la adaptación climática, una necesidad acuciante en un continente que ha sufrido durante los últimos años devastadoras sequías, inundaciones y ciclones.
En cambio, se hizo énfasis en las soluciones basadas en los mercados, como los créditos de carbono, y en las reducciones de emisiones, que los países africanos apenas producen, denuncia Amos Wemanya, experto del centro de investigación Power Shift Africa.
“Esta cumbre habría funcionado mejor si hubiera establecido mecanismos para que estos recursos (los 23.000 millones de dólares que suman los compromisos anunciados por gobiernos, sector privado y ONG, según Ruto) se colocaran en un fondo de pérdidas y daños para poder ayudar a las comunidades frente a los impactos climáticos”, destacó Wemanya en declaraciones a EFE.
A pesar de los desacuerdos, lo cierto es que África cuenta por primera vez con un documento conjunto para abanderar en foros internacionales como la próxima cumbre del clima COP28, prevista para finales de año en Dubái, donde el continente quiere dejar claro que “compartimos el mismo barco: si se hunde, nos hundimos todos”, concluye Ogallo.