Ginebra, 10 de junio de 2024 ::: De acuerdo con el Programa de Medio Ambiente de la Organización de las Naciones Unidas
(PNUMA), al año se producen más de 430 millones de toneladas de plástico, dos tercios de las cuales son de vida corta que se convierten rápidamente en basura que termina en los océanos y, a menudo, invaden la cadena alimentaria humana.
Su uso masivo ha generado un problema ambiental sin precedentes. Según un informe de The Ocean Cleanup, cada año se vierten en los océanos más de ocho millones de toneladas de plástico, lo que afecta de manera grave la vida marina y los ecosistemas acuáticos. El PNUMA también calcula que solo el 9% de todos los plásticos producidos desde la década de 1950 han sido reciclados y, aproximadamente, el 79% se acumula en vertederos o en el medio ambiente natural.
La organización The SeaCleaners asegura que al año mueren más de 1.5 millones de especies marinas estranguladas, asfixiadas y por hambre debido al plástico, mientras que el 90% de las especies son afectadas por la contaminación plástica, desde el plancton hasta los grandes depredadores. PNUMA calcula que, si la situación no cambia, para 2050 habrá más residuos plásticos que peces en el mar.
::: ¿Y en México?
“La contaminación marina es una de las mayores amenazas antropogénicas a las que se enfrenta el planeta hoy en día. Plásticos de todos los tamaños se han convertido en la forma más dominante de contaminación marina. Se calcula que al menos 5.25 billones de partículas de plástico, que pesan más de 268 mil toneladas, han sido desechadas en los océanos. Las costas mexicanas, ricas en biodiversidad marina, se han visto gravemente afectadas por la contaminación plástica. Por ejemplo, las especies locales, incluidas algunas en peligro de extinción, con frecuencia, quedan atrapadas en redes de pesca abandonadas o desechadas y otros residuos plásticos”, señala Norma Arce, gerente de Océanos en Conservación Internacional México.
Las autoridades del país han asumido compromisos para la protección de los océanos y mares, los cuales están alineados con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 14 de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, que habla de la necesidad de prevenir y reducir significativamente la contaminación marina de todo tipo y, particularmente aquella producida por actividades realizadas en tierra, incluidos detritos marinos y la polución por nutrientes. La especialista también destaca que los retos para alcanzar la meta de conservación marina en el país son significativos y requieren de un enfoque estratégico y colaborativo en que participen múltiples actores, incluidos el Gobierno federal, los estatales y locales, pero también se vuelve vital la colaboración activa de organizaciones de la sociedad civil y comunidades locales, así como coordinar esfuerzos, establecer políticas públicas eficaces y garantizar la inclusión de todas las partes interesadas.