Advierten: “Un mundo sin corales es una pesadilla desconocida”

España, 4 de agosto de 2025 ::: El calentamiento de los mares es mortal para los corales. Y no existe un registro

histórico de elevación de temperatura oceánica que se equipare a lo que ha venido ocurriendo desde la primavera de 2023, que ha arrasado en algunos sitios planetarios con más de 90 por ciento de la existencia de este singular animal que sobrevivió al meteorito del Cretácico y a todos los cambios de los 65 millones de años que han pasado desde ese evento.

 Hoy, no es descabellado creer que podríamos estar en las últimas décadas de muchas de sus casi 800 especies y, sobre todo, de las barreras arrecifales que conforman con sus algas simbiontes (ambas especies se reúnen para beneficiarse) a lo largo y ancho de los mares tropicales, y permiten un ecosistema que, sobre apenas uno por ciento de la extensión oceánica, alberga hasta 25 por ciento de la vida marina y 32 por ciento de sus especies, entre ellas, las de alto valor para la economía de mil millones de personas, sobre todo para la alimentación humana, como proveedoras de proteínas, coinciden tres de los expertos mexicanos en el tema: Lorenzo Álvarez Filip, de la UNAM; Héctor Reyes Bonilla, de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, y Pedro Medina Rosas, de la Universidad de Guadalajara.
“Cuando estamos hablando de lo que perdimos, estamos hablando en la escala de millones de corales a lo largo de miles de kilómetros en todo el país [...] Los esfuerzos de restauración que ya venían haciéndose previamente, es muy bueno que sigan, pero estamos hablando de varios órdenes de magnitud de diferencia entre lo que se perdió y lo que se está tratando de recuperar”, advierte Álvarez Filip, quien está preocupado porque la respuesta institucional y financiera en México a esa crisis ha sido tibia. Y revela la escasa valoración que tienen ecosistemas que han demostrado su papel de amortiguadores ante huracanes que asuelan las costas del país, y que significan millones de dólares en ingresos por turismo.
“La recuperación, en caso de ocurrir, lleva varios años o décadas; vale la pena resaltar que 2024 también fue año muy anómalo, con temperaturas igualmente altas como en 2023; en México, los mayores efectos se vieron en 2023, y en 2024 ya quedaba muy poco por afectar, ya que los corales susceptibles habían muerto; pero el 2024 lo que nos mostró es que el estrés puede ocurrir en años seguidos, lo que tiene serias implicaciones para la posible recuperación. Esto es ahora reconocido como el evento de blanqueamiento más intenso que jamás se haya registrado”, añade el científico de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Álvarez Filip, investigador en la Unidad Académica de Sistemas Arrecifales del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, con sede en Puerto Morelos, Quintana Roo, advierte que en 2023, el Caribe “fue probablemente la región del mundo más severamente afectada”, con temperaturas cuatro grados por encima del promedio, que se esperaban alcanzar en 2050. El reloj del calentamiento se ha adelantado desde Florida hasta el norte de Sudamérica. Sin embargo, el litoral del Pacífico mexicano, menos rico y diverso en estas especies, también tuvo impactos serios en algunos puntos. En Bahías de Huatulco, Oaxaca, casi ha desaparecido la comunidad coralina; en Islas Marietas, al norte de Bahía de Banderas, entre Jalisco y Nayarit, la devastación alcanzó más de 90 por ciento, apuntan los investigadores de la UdeG, Paola Rodríguez Troncoso y Amílcar Cupul Magaña.

::: Las costas de Jalisco y Nayarit
Lo de Marietas fue un desastre casi completo. Recuperadas esas islas de un alto estrés por la visitación pública desordenada, hace poco más de una década se estableció un programa de recuperación de corales, con base en siembra de clones. Los resultados iniciales reportaban crecimiento de hasta cinco centímetros por año, lo que derivaba que en el año seis pasaba al doble la cobertura de coral.
Todo iba bien hasta que el ojo del huracán Roslyn pasó a menos de 90 kilómetros apenas el 23 de octubre de 2022, y afectó con su oleaje intenso a los ecosistemas coralinos. En junio de 2023 se había logrado subsanar casi por completo ese golpe, pero llegó lo más severo: la temperatura oceánica, con dos a tres grados por encima de su promedio habitual, como efecto de la presencia de El Niño Oscilación del Sur (ENOS), un evento climático habitual en la historia ecológica, pero cuya periodicidad se ha acortado, advierte Rodríguez Troncoso.
Los cambios no se limitan al calor; las temperaturas más bajas con presencia de La Niña, la otra cara de esta variación climática, tampoco han sido buenas para los corales y sus organismos asociados. La región venía unos meses atrás de un largo episodio La Niña. El intenso calor de 2023 dio la puntilla: en noviembre del año pasado ya habían colapsado por blanqueamiento más de 95 por ciento de esos biomas. Los ENOS son cada vez más intensos y frecuentes. “En 2016 tuvimos un evento muy intenso que arrasó la Gran Barrera Australiana. Los corales de esta región lo pudieron soportar; pero el de 2023 provocó blanqueamiento masivo en el Pacífico mexicano, en Costa Rica, en Ecuador”.
Justo por la presencia de esas fuerzas, es necesario mantener los programas de restauración.
El proyecto de investigación ha establecido “viveros” en condiciones naturales que buscan aprovechar individuos que resistieron el blanqueamiento de 2023, y se presume han avanzado en una adaptación a temperaturas más hostiles. Estos eventos estaban en la lista de posibilidades de los científicos desde hace décadas, pero no se les esperaba tan pronto. “Experimentamos con un refugio profundo (por debajo de 25 metros) para alejar la luz y amortiguar el efecto temperatura, y esos ejemplares tuvieron buena sobrevivencia. Ahora los subimos a 10 metros y nos ayudarán a restaurar áreas dañadas”, agrega Amílcar Cupul Magaña. “Es un panorama no muy halagüeño; lo que pensábamos era el futuro, ya está aquí: eventos frecuentes de blanqueamiento por el cambio climático, y la concentración de bióxido de carbono (CO?) no ha bajado”, y alcanzó 424 partes por millón en 2023. El monitoreo de noviembre de 2023 arrojó poco más de 4 por ciento de cobertura. El de abril de 2024, apenas 2 por ciento. El deterioro va a mayor velocidad. De hecho, la Administración Nacional y Oceánica de los Estados Unidos, el 15 de abril de ese año, confirmó el cuarto evento mundial de blanqueamiento de corales. El cual no ha terminado.

::: Calor y radiación solar
El blanqueamiento de corales ocurre por la elevación de la temperatura combinada con la alta radiación solar. Los corales suelen ubicarse en profundidades someras y en aguas cristalinas, lo que propicia que los rayos ultravioleta los quemen directamente. El blanqueamiento se produce cuando los corales pierden sus colores. “Un holobionte de coral, o coral para abreviar, está formado esencialmente por un animal (pólipo), algas fotosintéticas simbióticas (zooxantelas) y microorganismos (bacterias, arqueas, hongos y virus). Cuando se produce el blanqueamiento, los corales expulsan las coloridas zooxantelas que viven en sus tejidos, dejando al descubierto el esqueleto blanco de carbonato cálcico que hay debajo, de ahí el término 'blanqueamiento’. Cuando se produce el blanqueamiento, los corales se quedan sin su principal fuente de energía. Son más vulnerables a las enfermedades y morirán de hambre a menos que mejoren las condiciones y vuelvan las zooxantelas”, señala la Guía de Blanqueamiento de Coral de la Coral Reef Alliance.
Paola Rodríguez Troncoso señala que, si bien el ENOS es una fuerza presente en la región desde antes de la aparición del Homo sapiens, “lo preocupante es la velocidad a la que ahora ocurre, por lo que nosotros hacemos (emisiones de gases de efecto invernadero)”. El trabajo del grupo no se limita a Las Marietas. Hay otras zonas del Océano Pacífico, hacia el Sur, como Chamela, Tenacatita y Cuastecomates, que también han sido severamente afectadas. Allí se ubicarán otros seis viveros de este tipo.
El caso de Cuastecomates es interesante porque, con el blanqueamiento del segundo semestre de 2023, lo padecieron severamente las zonas más cercanas a la línea de costa, mientras los corales ubicados a mayor profundidad han resistido mejor, lo que da elementos para el optimismo.

::: Es un desafío a nivel planetario
Lorenzo Álvarez Filip considera fundamental puntualizar “que mucha de esta mortalidad tiene que ver con los humanos; no se puede resolver tan fácilmente en uno o dos años [...] creo que ese mensaje es importante, que se asuman las dimensiones de lo perdido y se sepa que tenemos muchísimo trabajo por delante”. Llevará décadas, y la buena voluntad no es suficiente.
Héctor Reyes Bonilla, el investigador de Baja California, apunta: “Si seguimos como vamos, los arrecifes serán los primeros ecosistemas marinos funcionalmente colapsados del planeta. Sobrevivirán los corales (aguantaron el meteorito del Cretácico), pero como organismos aislados, no como ecosistema arrecifal. Sin embargo, todavía estamos a tiempo de sacarlos adelante, por nuestro bien. Pero vamos a tener que ayudarlos a 'acelerar’ su evolución, con técnicas genéticas en laboratorio y/o mezcla de selección natural y artificial en el campo”.
“Hablar del futuro de los corales y los arrecifes es algo complejo; necesitamos más esfuerzos, más personas y más recursos en esto”, secunda el investigador de la UdeG en Puerto Vallarta, Pedro Medina Rosas. Se necesita más financiamiento para entender lo que ha pasado “y, por otro lado, tratar de proponer más opciones que puedan funcionar: por ejemplo, algunas enfermedades que no se sabe ni siquiera de qué modo están afectando y cómo curarlas o cómo darles tratamiento; y el calentamiento del agua no es algo que se pueda trabajar de manera local, es un esfuerzo que implica una escala mucho mayor”. Se asoma lo desconocido, subrayan. El colapso de los arrecifes lleva a un escenario que la especie humana nunca afrontó, potenciado con un efecto dominó para miles de especies vivas.

::: CARIBE MEXICANO
El impacto del calentamiento  en los corales
El calentamiento global ha acelerado el blanqueamiento masivo de corales en el Caribe mexicano. En 2023, temperaturas de hasta cuatro grados Celsius por encima del promedio afectaron gravemente los ecosistemas marinos. Según expertos, los corales de la región no solo fueron incapaces de sobrevivir al evento, sino que el proceso de recuperación podría llevar décadas. El Caribe es ahora una de las áreas más impactadas, afectando la biodiversidad y los recursos pesqueros.

::: RECUPERACIÓN DE CORALES
Los esfuerzos de restauración  y su desafío 
Diversos programas de restauración intentan mitigar los efectos del blanqueamiento coralino en el Pacífico mexicano. En lugares como Marietas y Cuastecomates, se han instalado viveros y se realizan investigaciones para mejorar la resistencia de los corales a temperaturas más altas. Sin embargo, los científicos advierten que las altas concentraciones de dióxido de carbono (CO?) y eventos de El Niño hacen más difícil la recuperación. Los corales siguen siendo vulnerables a cambios climáticos severos.  

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