Investigadores estudian el impacto del meteorito Chicxulub.

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Investigadores liderados por el mexicano Jaime Urrutia Fucugauchi investigan  el comportamiento de la Tierra al ser impactada por un meteorito en Chicxulub, en la Península de Yucatán, hace 65.5 millones de años.

 “El trabajo, realizado en el borde norte de la plataforma de Yucatán, a bordo del buque oceanográfico Falkor, se enfocó a explorar posibles depósitos de eyecta del impacto Chicxulub, material fragmentado por el impacto y depositado en el cráter y las zonas aledañas.

 En particular, los estudios sobre el ángulo de impacto y trayectoria han propuesto un impacto de bajo ángulo y trayectorias de sureste a noroeste o suroeste a noreste”, explicó Urrutia Fucugauchi.

Los efectos del impacto en el clima y ambiente terrestres generaron cambios globales y marcan uno de los eventos mayores en la evolución de la vida en el planeta y éstos dependen de varios factores, entre ellos la velocidad, masa, ángulo de impacto y trayectoria.

 Jaime Urrutia destacó que en el caso de Chicxulub estos parámetros han sido difíciles de cuantificar y son necesarios para la construcción de modelos y simulaciones numéricas de los efectos en la atmosfera e hidrosfera causados por el impacto.

 Es por ello que el miembro de la Academia Mexicana de Ciencias encabeza esta nueva misión con un equipo de especialistas de México, Inglaterra, España y Argentina.

 El buque Falkor del Instituto Oceanográfico Schmidt (SOI, sus siglas en inglés), en Palo Alto, California,  inició operaciones en 2013 luego de un periodo de pruebas con estudios en diferentes lugares;  ha sido catalogado por la revista Nature como una importante opción para el avance de la ciencia a nivel mundial.

El impacto en Chicxulub, ocurrido hace 65.5 millones de años, está relacionado con las extinciones masivas de organismos en la frontera de las eras del Cretácico y Paleógeno, que incluyen la desaparición de alrededor del 75 por ciento de las especies en océanos y continentes.

El choque formó un cráter de alrededor de 200 kilómetros de diámetro con una morfología multianillo y marca el efecto de mayores dimensiones en los últimos 600 millones de años.

Urrutia Fucugauchi añadió que “otros objetivos del estudio del borde de la plataforma incluyen investigar la evolución del escarpe, pendiente pronunciada, formación de cañones, transporte de sedimentos y la estratigrafía y relaciones con el relieve”.

 La zona donde se hizo el trabajo está caracterizada por un escarpe de grandes dimensiones con profundidades que llegan a alcanzar los 3 mil 700 metros.

“El escarpe expone una parte importante de la estratigrafía en la plataforma, semejante a un corte en un pastel de capas. Su estudio es interesante ya que la plataforma está cubierta por rocas de edades relativamente jóvenes y no se tienen exposiciones de las secuencias de rocas antiguas que permitan investigar la historia geológica”, añadió.

 Durante la campaña se perforaron varios pozos en el borde de la plataforma y zonas cercanas. Los datos y muestras recuperados permitieron identificar los depósitos de eyecta, lo que llevará a estimar la posición de los depósitos en el escarpe y analizar las relaciones morfológicas y estratigráficas.

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