La imagen que tenemos de un astrónomo es la de un hombre asomado a su telescopio observando las estrellas, igualmente cuando hablamos de astronomía nos referimos a la observación nocturna del cielo, pocas veces hacemos referencia a la observación con instrumentos del cielo a la luz del día.
Pues bien, el sol, la luna y Venus son cuerpos que podemos observar de día, si bien Venus es difícil de localizar, sí se logra ver, pero la Luna en luz de día es posible observarla en cuarto creciente antes del atardecer o en cuanto menguante después del amanecer, un ejercicio muy interesante que hacen los aficionados a la fotografía astronómica es el de capturar una fotografía de la Luna en cada uno de sus 28 días en que órbita la Tierra, mismos que dura en girar sobre su propio eje, no es fácil ya que hay que lidiar con la luz del día, con el clima cambiante y con los filtros adecuados para cada situación, cuando se logran ver en un video de poco más de un segundo es posible apreciar que la Luna aumenta de tamaño por su órbita elíptica y al mismo tiempo que aunque oculta una cara a la Tierra es posible ver hasta el 59% de su superficie.
Y por supuesto el cuerpo celeste más brillante del cielo, el Sol también es objeto de estudio y observación. Cuando ya se había descubierto Urano en 1781 por Willian Harschel con la ayuda del telescopio y en 1801 el primer asteroide, un astrónomo aficionado alemán, farmacéutico de profesión, no tenía tiempo para hacer observaciones nocturnas y decidió estudiar el Sol, lo hizo durante 17 años en búsqueda de un planeta situado más adentro de la órbita de mercurio, ya incluso tenía un nombre, Vulcano, pero no logró encontrar ese planeta ya que no existe, en cambio sus observaciones dieron como fruta el poder encontrar que las manchas solares no aparecen al azar sino que lo hacen con en un ciclo que actualmente conocemos como ciclo solar de once años en promedio donde las manchas solares muestran un máximo y regresan a un mínimo.
La observación del sol de una manera segura se logra hacer haciendo un orificio en un cartón y observando la imagen que pasa por el orificio proyectado en una pantalla, la distancia debe ser tal que la imagen sea lo más clara posible. De igual manera la luz que sale de un telescopio (refractor de preferencia ya que un telescopio reflector o newtoniano acumula tanto calor que puede dañar la calidad del telescopio), dirigido al sol proyectado a una pantalla nos permite detectar las manchas solares, estos dos métodos son útiles para ver el avance de un eclipse de sol, ya con filtros especiales los aficionados observan las manchas, los filtros nos permiten protegernos para evitar que la luz solar nos queme los ojos. Actualmente están a la venta telescopios especializados para la observación solar, o se pueden adquirir filtros llamados filtros de hidrógeno alfa o H-alfa que permiten observar las protuberancias solares, el espectáculo es inolvidable y muy recomendable.
@SergioUniverso