Para dos terceras partes del país el agua subterránea es la principal fuente, pues proporciona el 70 por ciento del recurso potable; ello se debe a que “el líquido subterráneo no tiene sequías, además de ser accesible y seguro”.
Luis Ernesto Marín Stillman, investigador del Departamento de Recursos Naturales del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM, dijo que en menos de 100 años, muchos de nuestros acuíferos han bajado en su capacidad de almacenamiento.
En México, de los 154 que reconoce la Conagua, 106 están sobreexplotados y a medida que bajan los niveles debemos prepararnos para un severo estrés hídrico”, acotó.
Ante esta situación, Marín Stillman y su equipo decidieron empezar un programa de exploración de ese recurso. Así, encontraron una alternativa que si bien no resuelve el problema, sí intenta equilibrar la oferta y la demanda: las cuencas sustentables.
Desarrollaron el Estudio Nacional de Cuencas Sustentables, cuyo objetivo es identificar zonas de recarga en las principales cuencas del país. Su importancia radica en reconocer, mediante métodos de exploración geofísica, áreas permeables donde el agua de lluvia pueda infiltrarse y recargar los acuíferos.
Esencialmente, una cuenca es como una cazuela que capta agua; una sustentable, por lo tanto, es aquélla a la que se reincorpora el líquido extraído después de usarlo varias veces. “Si capturamos el recurso, es como reproducir su ciclo natural”, describió el también miembro de la National Ground Water Association.
En una primera fase, el estudio propuso recopilar datos científicos y oficiales sobre las cuencas del país, posteriormente, los investigadores evaluaron seis variables (geología, vegetación, suelos, pendiente, topografía y precipitación) en zonas específicas.
Con la suma de esta información y una herramienta geofísica de exploración electromágnetica para elaborar mapas geográficos en diferentes dimensiones, la cartografía digital, se trabaja para definir los sitios donde existe un factor de infiltración.
De acuerdo con Marín Stillman, primer coordinador de la Red del Agua de la Academia Mexicana de Ciencias, “esta metodología permite visualizar a detalle las zonas permeables cercanas a la cuenca y, por lo tanto, se puede reconocer el área que se tiene que proteger ante la ausencia de capas impermeables”.
Ya existe un trabajo bien documentado en las cuencas de Morelos, donde se ha propuesto proteger sus reservas hidrogeológicas, pues otra de las bondades del estudio es la reforestación en ese tipo de áreas.
Aunque se estima que en tres años se consolide el proyecto, ya se reforesta con especies propias de cada región: en la Reserva de la Biósfera Mariposa Monarca, con oyamel; en la Reserva Cuenca Alta del Temascatío (Guanajuato), con xoconostle; en zonas áridas de San Luis Potosí, con mezquite y en las laderas del Pico de Orizaba, con el pino hartwegii.