A principios del siglo pasado Albert Einstein hacia tambalear los argumentos de la Física Newtoniana que habían llevado al hombre no solamente a comprender los movimientos de los astros sino incluso a encontrar un nuevo planeta (Neptuno) con las perturbaciones gravitacionales que ejercía sobre Urano.
Desde Newton, más de 200 años antes, parecía que estaba resuelto todo sobre el movimiento de los cuerpos, ésta base incluso permitió la construcción de grandes estructuras que a la vez contribuyeron con la revolución industrial del siglo XVIII.
¿Cómo podía un joven de apenas 26 años cuestionar tales principios? Había ya entonces algunos problemas que no se lograban resolver, se sabía que la luz tenía un límite de velocidad y que viajaba en ondas al igual que el sonido, pero no se entendía cómo lo hacía en el vacío, entonces se introdujo el concepto de éter que sería el medio por el que propagaba la luz, un medio que no interactuaba con los movimientos de los planetas ya que se sabía que la órbita de la Tierra alrededor del Sol o de la Luna alrededor de la Tierra no encontraban resistencia alguna que disminuyera su velocidad. Por otro lado la órbita de Mercurio presentaba unas anomalías que no tenían explicación con la física de Newton.
Einstein trabajó, entre otras cosas, con la naturaleza de la luz encontrando que se mueve como una onda y como una partícula sin necesidad de introducir el éter, también sobre los fenómenos que se presentan al viajar a velocidades cercanas a la de la luz, de esta forma en su teoría de la relatividad especial encontró que el tiempo y el espacio no son, como pensaba Newton, constantes sino que serían relativas respecto al observador, así como una cosa puede estar a la derecha o a la izquierda dependiendo desde donde se observa el objeto, de la misma manera el tiempo avanza de cierta manera dependiendo de la velocidad del observador.
En 1915, 10 años más tarde, cuando Einstein tenía 36, concluyó la teoría general de la relatividad en la que habla sobre la curvatura del espacio-tiempo alrededor de campos gravitacionales, de esta manera en lugar de hablar de una fuerza de gravedad como lo hacía Newton, Einstein explica la caída de los cuerpos por una deformación espacio-tiempo que obliga a los cuerpos a seguir la línea más recta posible, de la misma manera, la luz se ve perturbada pro esta curvatura del espacio, esto permitió explicar satisfactoriamente los movimientos curiosos de la órbita de Mercurio alrededor del Sol. En un eclipse de 1919 donde la luna ocultaba el círculo solar permitiendo así estudiar la luz de las estrellas detrás del Sol se pudo comprobar que Einstein tenía razón, la luz se curva al pasar por campos gravitatorios, y la curvatura depende de la intensidad del campo, de esta manera también se explica la existencia de hoyos negros con campos gravitatorios tan intensos que la luz sufre de tal curvatura que simplemente no logra salir de ahí.
@SergioUniverso