La Nube de Smith, una gigantesca masa de hidrógeno gaseoso que se encuentra en rumbo de colisión con nuestra galaxia, la Vía Láctea, se aproxima a nosotros a más de 240 kilómetros por segundo. Su impacto está previsto para dentro de unos 30 millones de años, y se cree que la entrada de tanto gas en nuestra galaxia ocasionará la formación de muchas estrellas nuevas en un plazo bastante breve de tiempo. Pero primero la nube tiene que sobrevivir al paso a través del halo o atmósfera de gas caliente ionizado que rodea a la Vía Láctea.
Unos astrónomos, usando el observatorio Karl G. Jansky VLA en Socorro, Nuevo México, Estados Unidos, y el radiotelescopio GBT en Virginia Occidental, del mismo país, han descubierto un campo magnético en el interior profundo de la nube, que puede protegerla durante su meteórica inmersión en el disco de nuestra galaxia.
Este descubrimiento hecho por el equipo de Alex Hill, un astrónomo de la CSIRO (por las siglas del inglés "Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation") de Australia, podría ayudar a explicar cómo las llamadas nubes de alta velocidad (HVCs por sus siglas en inglés) se mantienen casi intactas durante sus fusiones con los discos de las galaxias a las que caen y en las que pueden proporcionar material de construcción para una nueva generación de estrellas.
En condiciones normales, la travesía por el halo de la galaxia debería despedazar a estas nubes de hidrógeno antes de que llegasen al disco galáctico, donde se forman la mayoría de las estrellas.
El enigma de cómo esas nubes de gas pueden sobrevivir a su travesía por el interior de una galaxia, hasta llegar al disco de la misma, puede, por tanto, explicarse por su campo magnético, que actuaría a modo de escudo protector. Hill cree que hay buenas razones para creer que los campos magnéticos pueden impedir que tales nubes se "desintegren" en el halo galáctico como un meteorito ardiendo en la atmósfera de la Tierra.
El origen del campo magnético de la Nube de Smith sigue siendo un misterio. El campo que se observa ahora es demasiado grande para haber existido en su estado actual cuando se formó la nube. Quizás el campo fue amplificado por el movimiento de la nube a través de un sector del halo galáctico.
Una investigación anterior indica que la Nube de Smith ya ha sobrevivido una vez al paso a través del disco de nuestra galaxia, y ahora, a unos 8.000 años-luz del disco, está empezando su reentrada.