Los automóviles con motor de combustión interna utilizados por las empresas de taxis suelen ser vehículos normales adaptados para su uso como tales. Sin embargo, el reto al que se enfrentan los automóviles eléctricos actuales es la limitada autonomía de que disponen entre recarga y recarga, y el largo tiempo que requieren éstas (hasta 8 horas).
Esto es aceptable para un coche que se utilice en los desplazamientos diarios entre la vivienda y el trabajo, pero muy poco práctico para un vehículo que esté circulando constantemente, como es el caso de los taxis. Conviene tener en cuenta que no es raro que un mismo vehículo esté de servicio más de 16 horas al día, por conducirlo más de un taxista en turnos diferentes de trabajo. Un taxi eléctrico que deba ser utilizado en tales condiciones no tendrá tiempo de recargarse a la lenta manera tradicional, y además debería hacerlo más de una vez al día, ya que los taxis sometidos a ese régimen intensivo de actividad pueden recorrer un total de 500 kilómetros en 24 horas.
Los ingenieros de la iniciativa TUM CREATE, un proyecto de colaboración de la Universidad Técnica de Múnich (TUM) en Alemania y la Universidad Tecnológica Nanyang (NTU) en Singapur, se han puesto manos a la obra para solucionar ese problema, y ya han desarrollado un prototipo de taxi eléctrico, adaptable a diversos climas. Por ejemplo, una versión está preparada para afrontar con éxito los altos niveles de calor y humedad en grandes ciudades tropicales. A diferencia de lo que suele ser habitual en regiones con climas templados, evitar un calentamiento excesivo de la batería y mantener una buena refrigeración dentro del vehículo son problemas de primer orden en zonas tropicales y ecuatoriales.