Los machos del pez medaka (Oryzias latypes) lo tienen más fácil con las hembras que ya les conocen. Así lo confirma un estudio de científicos japoneses, que han comprobado cómo se activa un grupo de neuronas de la hembra al ver de nuevo a un pretendiente. Esto hace que estén más receptivas y se acorte el tiempo de cortejo.
En otros vertebrados, como los pájaros, ya se había demostrado que los individuos conocidos pueden resultar más atractivos, pero el nuevo trabajo, publicado esta semana en Science, es el primero en describir en peces el mecanismo fisiológico que causa esta respuesta.
“Si una hembra ve a un macho a través de un cristal durante al menos seis horas le reconocerá después y le aceptará inmediatamente”, explica a SINC Hideaki Takeuchi, uno de los autores e investigador en la universidad de Tokio. “Pero la hembra tardará alrededor de un minuto más en tolerar a un macho desconocido”.
Takeuchi y su equipo midieron el tiempo transcurrido desde el primer signo de cortejo y el apareamiento en parejas de peces que ya se conocían antes de la interacción y en las que no. Los datos confirmaron que la familiaridad aumenta la predilección de las hembras por los machos y hace que el intervalo entre el cortejo y el apareamiento sea más breve.
Para observar lo que estaba ocurriendo a nivel neuronal, los autores estudiaron los cerebros de las hembras y encontraron que unas neuronas, las TN-GnRH3, se activaban si ya conocían a su pareja. Este grupo de células induce la liberación de unas hormonas (las GnRH) que provocan que la hembra esté más receptiva al apareamiento.
“Cuando hay defectos en la producción de estas hormonas las hembras no aceptan al macho, incluso aunque lo conozcan y lo vean durante horas”, indica Takeuchi.
Los hallazgos confirman que las neuronas TN-GnRH3 de los peces juegan un papel fundamental en la elección de compañero conocido. Sin embargo, los autores advierten que es solo uno de los mecanismos que participan en la elección de pareja.
Además, Takeuchi señala que en humanos “no se ha detectado la presencia de neuronas que tengan la misma función que las TN-GnRH3” pero que este estudio “puede inspirar a los neurocientíficos para buscar sus homólogas en el cerebro humano”.