Hay historias que a uno le gustaría que fueran ciertas, que no dejaran lugar a dudas y que se repitieran. Esta, que incluye un contacto entre especies que parece sacado de un cuento, es una de ellas. Denise Herzing, bióloga conductual del programa Wild Dolphin Project, nadaba en aguas del Caribe con un grupo de delfines a los que ha seguido durante los últimos 25 años cuando escuchó que uno de ellos decía: ¡sargazos!. Lógicamente, el delfín no articuló palabra, sino un silbido que el software desarrollado por Herzing y su equipo tradujo simultáneamente por primera vez.
«Me quedé de piedra», reconoce Herzing a la revista NewScientist. El milagro lo hizo un prototipo de traductor de los silbidos de los delfines llamado Cetacean Hearing and Telemetry (CHAT). El silbido para comunicar «sargazos» o «algas» era uno que los investigadores habían inventado cuando jugaban con los cetáceos, con la esperanza de que lo adoptaran. Cuando el equipo recogió el silbido en particular de un ejemplar, Herzing oyó su propia voz grabada que decía la palabra en su oído.
Parece algo increíble. El problema es que solo ha ocurrido una vez, así que es muy arriesgado sacar conclusiones. Además de escuchar los silbidos inventados, el equipo espera empezar a averiguar lo que significa la comunicación natural de los delfines. Los algoritmos han descubierto ocho componentes diferentes en una muestra de 73 silbidos. Son todavía preliminares, pero fueron capaces de igualar ciertas cadenas de esos componentes con, por ejemplo, las interacciones madre-cría, según describe NewScientist.