Un equipo internacional de investigadores del que han formado parte miembros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha detectado dentro del Sistema Solar algo nunca visto, un asteroide rodeado por un par de anillos. El hallazgo supone toda una sopresa, ya que, hasta ahora, los sistemas de anillos, uno de los espectáculos más hermosos del cielo, solo se habían encontrado alrededor de planetas gigantes, como Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. El origen de estos nuevos aros cósmicos, particularmente densos y estrechos, es todavía un misterio, pero los científicos creen pueden ser el resultado de una colisión que terminara por crear un disco de escombros. Los resultados se publica esta semana en la revista Nature.
«Pensábamos que lo que habíamos detectado alrededor de Cariclo se debía a material que este planeta menor pudiera expulsar a chorros, como hacen los cometas. Sin embargo, tras dar muchas vueltas, vimos que el material se distribuía en forma de elipse, formando un anillo como el de Saturno», explica José Luis Ortiz, del Instituto de Astrofísica de Andalucía.
Hielo de agua
Cariclo es el mayor de una población de objetos conocidos comocentauros, que se distribuyen en una extensa región entre Júpiter y Neptuno y que comparten características tanto con los cometas como con los asteroides. Entre 1997 y 2008, Cariclo mostró un, hasta el momento, inexplicable descenso de brillo acompañado de la desaparición de la señal que indica la presencia de hielo.
«Creemos que el hielo de agua no se encuentra en la superficie de Cariclo, sino en su sistema de anillos. Cuando no se detectó el hielo fue precisamente en un periodo en el que los anillos se hallaban de canto, de forma que apenas se veían porque son muy finos. Sabemos que los anillos de Saturno están formados por hielo de agua en un gran porcentaje, así que los de Cariclo serían una versión pequeña», apunta René Duffard, también del Instituto de Astrofísica de Andalucía.
Puede tener una luna
Los astrónomos creen que estos anillos pudieron haberse formado a partir de los restos generados tras una colisión. Los restos quedaron confinados en los dos anillos. Por este motivo, es muy probable que el asteroide tenga, al menos, «una pequeña luna esperando a ser descubierta». Una secuencia de acontecimientos como esta, pero a una escala mucho mayor, podría explicar el nacimiento de nuestra propia Luna en los inicios del Sistema Solar, así como el origen de muchos otros satélites alrededor de planetas y asteroides.
«Aunque el hallazgo de anillos en un planeta menor parece apuntar a que se trata de estructuras más comunes de lo que se pensaba, por ahora Cariclo constituye un objeto excepcional», concluye Duffard.