Es, sin duda, la estrella más fría jamás descubierta hasta el momento. Se trata de una "enana marrón" con una temperatura incluso más gélida de la que tenemos en el Polo Norte. Ha sido localizada por Kevin Luhman, astrónomo de la Penn State University y resulta que forma parte de nuestro vecindario más próximo. De hecho, se encuentra a solo 7,2 años luz de distancia, lo que la convierte en la cuarta estrella más próxima al Sol.
"Resulta muy excitante descubrir un nuevo vecino de nuestro Sistema Solar tan cerca -afirma Luhman- . Además, su temperatura extrema puede decirnos mucho sobre las atmósferas de otros planetas, que a menudo también son muy frías". Luhman hizo el hallazgo usando la sonda Wide-field Infrared Survey Explorer (WISE), de la NASA, y el telescopio espacial Spitzer.
Las enanas marrones empiezan sus vidas como estrellas comunes, grandes bolas de gas que terminan colapsando sobre sí mismas, pero con la diferencia de que carecen de los medios necesarios para quemar el combustible almacenado en sus núcleos e irradiar luz como las demás. La enana marrón recién descubierta, la más fría de su especie, recibe la denominación WISE J085510.83-071442.5 y su temperatura oscila entre los 48 y los 13 grados bajo cero. Las anteriores enanas marrones más frías descubiertas hasta ahora jamás habían bajado de la temperatura ambiente.
Movimiento rápido
A pesar de su proximidad a nuestro Sistema Solar, la nueva estrella no constituye un destino atractivo para nosotros, ni siquiera en un futuro lejano. "Cualquier planeta que pudiera tener en órbita -afirma Luhman- sería demasiado frío como para albergar el tipo de vida que conocemos".
"Según los datos de WISE -continúa el investigador- la estrella se está moviendo realmente rápido. Lo cual nos dice que se trata de algo muy especial". Cuanto más cerca estamos de un objeto, más parece haberse movido al comparar su posición con la de hace apenas unos meses. Los aviones son un buen ejemplo de este efecto: un avión cercano, que vuele muy bajo, parecerá moverse mucho más rápidamente que uno que pase sobre nuestras cabezas a gran altura.
Los instrumentos de la sonda WISE han sido capaces de encontrar la esquiva estrella porque escrutan todo el cielo, a la luz infrarroja, por duplicado. Y llegan incluso a observar una misma zona tres o más veces para que no escape detalle alguno. Los objetos fríos como las enanas marrones, además, pueden resultar invisibles para los telescopios que operan en el espectro visible, pero su "brillo térmico", aunque sea débil, sigue existiendo en el rango del infrarrojo.
¿Un planeta gaseoso?
Tras tener las primeras noticias del rápido movimiento de WISE J085510.83-071442.5 en marzo de 2013, Luhman dedicó meses enteros a examinar imágenes adicionales de la misma región obtenidas por el telescopio Spitzer. Fueron precisamente sus observaciones en el infrarrojo las que le ayudaron a determinar las bajas temperaturas que reinan en la enana marrón.
La nueva enana marrón tiene entre tres y diez veces la masa de Júpiter, lo cual es muy poco para una estrella. De hecho, Luhman también baraja la hipótesis de que podría tratarse de un planeta gaseoso gigante similar al propio Júpiter que fue "expulsado" de su sistema solar.Algo que, por otra parte, resulta bastante común, a la luz del gran número de planetas errantes descubiertos hasta la fecha.
Sin embargo, los investigadores están más inclinados a pensar que se trata de una enana marrón, y no de un planeta, lo que la convertiría en la enana marrón menos masiva descubierta hasta el momento. Combinando las diferentes detecciones del WISE y el Spitzer, tomadas desde diferentes posiciones de nuestra órbita alrededor del Sol, fue posible calcular la distancia del nuevo objeto gracias al método del paralaje. Se trata del mismo principio que explica por qué nuestro dedo, cuando lo colocamos a unos centímetros de la nariz, parece moverse de un lado al otro cuando guiñamos alternativamente el ojo derecho y el izquierdo.
En marzo de 2013, el análisis de Luhman de las imágenes del WISE sirvieron para localizar otras dos enanas marrones, mucho más calientes, a una distancia de 6,5 años luz de nosotros, lo que las convierte en el tercer sistema más próximo al Sol. Su búsqueda de cuerpos en rápido movimiento también ha demostrado que la zona externa del Sistema Solar probablemente no contenga un gran planeta aún por descubrir (el famoso "Planeta X").
"Resulta notable -asegura por su parte Michael Werner, investigador principal del Spitzer en el Jet Propulsion Laboratory- que incluso muchas décadas después de estudiar el cielo, aún no hemos completado el inventario de los vecinos más cercanos del Sol. Este nuevo y excitante resultado demuestra el potencial de estudiar el Universo con las herramientas más nuevas, como el WISE o el Spitzer".