El cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, objetivo de la misión Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA), la primera que aterrizará sobre una de estas rocas, ha comenzado a revelar su verdadera personalidad. En las últimas seis semanas, a medida que la sonda se ha ido aproximando -la distancia entre ambos objetos se ha reducido de 5 millones a 2 millones de km-, la coma de la roca, la nube de polvo y gas que envuelve su núcleo, se ha activado claramente. Ahora, esa airosa cabellera se extiende unos 1.300 km en el espacio. En comparación, el núcleo es aproximadamente de solo 4 km de ancho.
La coma se ha desarrollado como resultado de que el cometa se mueve progresivamente más cerca del Sol a lo largo de su órbita de 6,5 años. A pesar de que todavía se encuentra a más de 600 millones de kilómetros del Astro rey -más de cuatro veces la distancia entre la Tierra y su estrella- su superficie ya ha comenzado a calentarse, provocando que sus hielos superficiales se sublimen y el gas escape del núcleo de hielo y roca. A medida que el gas escapa, lleva también una nube de diminutas partículas de polvo al espacio, que se expanden lentamente para crear la coma. (Mira aquí la evolución de la creación de la coma o cabellera).
Mientras el cometa continúa moviéndose más cerca del Sol, el calentamiento prosigue y la actividad aumenta. Con el tiempo, la presión del viento solar hará que una parte del material fluya hacia fuera en una larga cola. Rosetta y el cometa estarán más cerca del Sol en agosto de 2015, entre las órbitas de la Tierra y Marte.
Maniobras de acercamiento
El inicio de la actividad ofrece ahora a los científicos la oportunidad de estudiar la producción de polvo y las estructuras de dentro de la coma. «Está comenzando a parecerse a un cometa real», dice Holger Sierks, investigador del Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar, en Alemania.
El seguimiento de los cambios periódicos en el brillo del cometa revela que su núcleo está girando cada 12,4 horas, unos 20 minutos menos de lo que se pensaba. «Estas primeras observaciones nos están ayudando a desarrollar modelos del cometa que serán esenciales para ayudarnos a navegar alrededor de él una vez que lo tengamos más cerca, dice Sylvain Lodiot, gerente de las operaciones de la nave Rosetta en la ESA.
Las cámaras de navegación de la nave espacial han ido adquiriendo regularmente imágenes para ayudar a determinar la trayectoria exacta de Rosetta en relación con el cometa. Con esta información, la nave ya ha comenzado una serie de maniobras que poco a poco la situarán en el lugar adecuado con el cometa antes del acercamiento en la primera semana de agosto. En noviembre, el módulo Philae saldrá de Rosetta y aterrizará por primera vez en la historia sobre la superficie del cometa.
La misión es una de las más complejas y ambiciosas que hayan tenido lugar en el espacio. El objetivo final es comprender los orígenes y la evolución del Sistema Solar.