La pareidolia es la habilidad que tiene el ser humano para ver figuras en las cosas, seguramente desarrollada hace miles de años cuando el hombre era cazador-recolector, de esa manera podía descubrir más fácilmente a su presa o se podía proteger cuando era asechado por alguna fiera salvaje oculta entre los matorrales.
Así que no podemos evitar ver autos con gestos de personas, figuras en las nubes o en las cavernas. Lo mismo pasa cuando uno visita el árbol del tule en Oaxaca, niños usan espejos para señalarnos las diferentes figuras que puede uno ver, con algo de imaginación, en el tronco y las ramas del antiguo ahuehuete.
Sabiendo esto, no nos debe sorprender que las civilizaciones antiguas, a falta de cine, televisión o Internet, y contando con un cielo limpio de contaminación atmosférica o lumínica, terminaran viendo figuras entre las estrellas. De hecho, estas figuras les servían para transmitir sus leyendas o mitologías de generación en generación cuando no existía la escritura, y aún después, ya que la escritura sólo la dominaban los sacerdotes o gobernantes.
En la actualidad, y desde nuestras ciudades llenas de luz artificial por las noches, es muy difícil de ver las estrellas. Tanto ha sido así que las nuevas generaciones se sorprenden cuando llegan a tener la oportunidad de ver un cielo estrellado, ya sea en el campo o en las playas de puertos poco iluminados. Yo le sugiero que una vez que pase la época de lluvias, salga de la ciudad con su familia o sus amigos y busque un lugar poco poblado, por ejemplo, un pueblo mágico cercano a la su ciudad, sea ésta la Ciudad de México, Guadalajara, Morelia o Monterrey. Tome un tiempo para observar el cielo, no solamente verlo, sino observarlo. Dependiendo de la oscuridad y la contaminación, podrá ver desde las estrellas más brillantes que llamamos de primera magnitud, hasta las de tercera y quizá hasta la cuarta magnitud. Los griegos clasificaron las estrellas en magnitudes y un hombre puede ver en un cielo especialmente oscuro y limpio hasta las estrellas de sexta magnitud, pero con sólo ver hasta la tercera magnitud usted ya podrá jugar a encontrar formas con las estrellas, podrá identificar fácilmente algunos triángulos, quizá unos cuadros o polígonos irregulares, algunos arcos o hasta círculos. Si quiere distinguir en las estrellas las constelaciones de la mitología griega, entonces le ayudará contar con un mapa estelar, puede conseguirlos en revistas especializadas, en mapas celestes, en las librerías o incluso buscarlas e imprimirlas por internet. También hay aplicaciones asombrosas para smartphones y tablets que facilitan el reconocimiento, no sólo de las constelaciones sino de las estrellas y los planetas.
Ah, es importante aclarar que para poder ver una constelación completa, no sirven ni los telescopios ni los prismáticos ya que el campo visual de estos instrumentos es muy reducido. La sensación de reconocer una constelación por primera vez es fascinante.
@SergioUniverso