Cocinando con energía solar

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Entre las tantas recetas de cocina existentes en el mundo, ¿habrá alguna que tenga como instrucción guisar a 120 grados de Sol? Parece una broma pero no es algo fuera de la realidad. Desde hace cientos de años se ha buscado la forma de que el Gigante Rojo sea un elemento esencial en la cocina del planeta. Los primeros acercamientos estuvieron a cargo de Horace de Saussure, en 1767, quien, experimentando con el efecto invernadero, logró cocinar con energía solar.

Con más de 4,500 millones de años de existencia, el Sol ha sido objeto de innumerables investigaciones, por lo que representa para la vida en la Tierra. Hoy, se sabe que es una fuente de energía que puede ser utilizada para alimentar a millones de habitantes en el mundo. Se tiene el dato de que la cocina solar comunal más grande hasta el momento se encuentra en Abu Road, India, y que funciona sin problemas desde 1999. Pero un año antes, en 1998, el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (CINVESTAV), de Zacatenco, y la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME), del Instituto Politécnico Nacional, en la Ciudad de México, iniciaron el desarrollo de una Estufa Rural para instalarla en el penal de las Islas Marías, contemplando anualmente 340 días de sol. Pero, debido a que por las noches o días nublados la Estufa Rural no funcionaría, en 2002 se comenzaron los trabajos de la Estufa Urbana de Concentración Solar, misma, que permite cocinar con la energía del sol, aún sin que el astro rey este presente.

El desarrollo de la Estufa Rural, que en operación alcanza una temperatura de 300 C, es una alternativa de bajo costo que busca impactar en zonas mexicanas en las que existen días muy soleados la mayor parte del año y donde 30 millones de habitantes queman leña diariamente para cubrir sus necesidades. Cabe señalar que se estima que, por cada persona, se queman 1.2 toneladas de leña anualmente, lo que equivale a 5.32 toneladas de dióxido de carbono al año.

Con respecto a la Estufa Urbana de Concentración Solar, se puede decir que representa una opción que busca utilizar la energía de la candente estrella en zonas urbanizadas y que es creadora de una nueva cultura de casa habitación en el siglo XXI. Este tipo de estufa lleva la temperatura del Sol al interior de la casa debido a que ésta sí puede almacenar el calor en un termo tanque que logra mantener una temperatura de 560 C, en estancamiento, en un periodo de 3 a 5 días, pero el calor utilizado va reducir su temperatura. Esta estufa elimina el uso de gas y con ello la emisión de CO2 (el precursor del cambio climático) es nula. Hay que decir también, que en nuestro país el 80% de la electricidad que se consume se debe a la quema de hidrocarburos, gas, carbón o combustóleo.

La utilización de la Estufa Solar mejoraría mucho la calidad de vida de la población pero sus ventajas serían observables si se contara con las 2 mil millones unidades que se requieren en el mundo, según los expertos.

Aún cuando ambas estufas representan un gran logro en el aprovechamiento de la energía solar en beneficio del ser humano, son fáciles de usar, son limpias, no contaminan, su tecnología es accesible y fomentan el uso de energías renovables, principalmente, la inversión necesaria para su expansión se encuentra frenada debido a las decisiones políticas. En números, una Estufa Rural representa una inversión de 3,000 dólares y la Urbana de 7,000 dólares. Con la obtención de calor gratis, el daño al entorno en que conviven el hombre, la flora y la fauna se reduciría.

El Punto ambiental. aproveche la luz del día y el calor del sol.

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