Utilizando datos aún sin analizar de varios satélites, un equipo de investigadores del Instituto Scripps de Oceanografía ha conseguido elaborar un nuevo mapa de los fondos oceánicos del planeta, mucho más detallado y preciso que cualquiera de los existentes. La nueva cartografía revela con detalle las estructuras que reposan en las zonas oceánicas más profundas y menos exploradas. El trabajo se publica esta semana en Science.
El resultado son miles de montañas submarinas cuya existencia se desconocía hasta ahora, y nuevas pistas sobre la formación de los continentes. El nuevo mapa tiene el doble de detalle que la versión anterior del mismo, completada hace ya casi dos décadas.
Elaborado gracias a un nuevo modelo informático que captura datos gravitatorios del fondo oceánico, el nuevo mapa ha surgido de los datos aportados por el satélite CryoSat-2, de la Agencia Espacial Europea, cuyo objetivo principal es la observación de los polos, pero que opera continuamente sobre los océanos del mundo; y también del satélite Jason, de la NASA, que ha sido reprogramado para medir con detalle el campo gravitatorio terrestre durante su duodécimo y último año de misión.
Combinando estos nuevos datos con los ya existentes, el nuevo mapa revela detalles de miles de nuevas montañas submarinas, todas ellas de un kilómetro o más de altura, y ofrece a los científicos la posibilidad de investigar en alta resolución las más remotas cuencas oceánicas.
"La clase de cosas que ahora se pueden ver con claridad -explica David Sandwell, director de la investigación- son colinas abisales, que son las formaciones más comunes del planeta".
Los autores del estudio aseguran que el mapa proporciona también una nueva ventana sobre la tectónica de las profundidades. De hecho, ahora aparecen claramente características que antes no podían verse, como por ejemplo nuevas conexiones continentales a lo largo de Sur América y Africa, o nuevas evidencias de la expansión de cordilleras submarinas en el Golfo de Mexico, activas hace 150 millones de años y que ahora están cubiertas por gruesas capas de sedimento.
"Uno de los usos más importantes de este nuevo campo gravitatorio marino -dice el artículo de Science- podría ser el de mejorar las estimaciones de profundidad en el 80% de los océanos, que hasta ahora no figuraban en los mapas o estaban cubiertos por sedimentos".
En resumen, los investigadores han desarrollado y probado una nueva y poderosa herramienta para explorar en alta resolución la estructura de los fondos marinos y sus procesos geofísicos.