Científicos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav)
desarrollan una nueva película biodegradable a partir de almidón de maíz y sílice que puede ser empleada en invernaderos.
En México existen poco más de 17 mil unidades de producción de agricultura protegida, es decir que emplean mallas, marco y microtúneles o invernaderos, según datos de la última Encuesta Nacional Agropecuaria.
Juan Francisco Pérez Robles, investigador del Cinvestav Unidad Querétaro, y Alejandro Menchaca Rivera, quien recientemente obtuvo su grado de doctor en esa Unidad, son los creadores de esta propuesta.
En un comunicado del Cinvestav, Pérez Robles mencionó que la biopelícula está orientada a resolver un grave problema detectado por los productores agrícolas que emplean invernaderos como principal herramienta de cultivo.
Dichas estructuras agrícolas usan películas de poliuretano tanto para la cama (tierra donde se siembra) como en la cubierta de la estructura.
Sin embargo, cuando se termina la vida útil de estas películas se convierten en un problema de basura pues los productores incineran los desechos, lo que genera contaminación ambiental.
En este desarrollo, los investigadores mezclan mecánicamente el almidón de maíz en polvo al mismo tiempo que se realiza la producción in situ para asegurar que se obtengan ciertas propiedades para obtener la película.
El costo del proceso es competitivo debido a que la materia prima es abundante y adicionalmente realizan experimentación adicional para emplear mucílago de nopal como reemplazo del almidón de maíz, señaló Pérez Robles.
“Nuestro material sirve perfectamente para acolchado de invernaderos, ya que de acuerdo con las pruebas que hemos realizado, las películas permiten entre 84 y 85 por ciento del paso de la luz, que es similar al del polietileno comúnmente aplicado por los productores agrícolas que deja pasar en promedio 89 por ciento de la luz”, apuntó.
En cuanto al uso de la biopelícula como recubrimiento de la estructura del invernadero, el grupo de investigación trabaja para mejorar las propiedades mecánicas a partir de la inclusión de nanoperlas y nanotubos de carbono, que han desarrollado y patentado.
Las biopelículas de almidón de maíz se han centrado en el uso como material para invernaderos, aunque el material también podría emplearse como envolturas de los alimentos, ya que no solo es biodegradable, sino también inocuo a la salud humana, por lo que pueden incluso comerse.