De stalkers y adicciones

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Daniela Chirino/Damián Mendoza
 
La doctora Sofía Rivera Aragón, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM, dijo que hay diversos motivos por los que stalkeamos los cuales pueden ser profesionales, personales o relacionados con grupos.
Actualmente, en el ámbito laboral, las empresas piden las redes sociales del aspirante para conocer cuáles son sus preferencias, gustos, valores y afinidades, para evaluar si el perfil que solicitan coincide con la persona.
En el ámbito personal, las redes pueden usarse para espiar a la pareja, expareja, amigos, excompañeros e inclusive a exjefes, con el propósito de ser positivos o para buscar información con el fin de molestar o dañar.
La especialista en Relaciones Interpersonales destacó que stalkear de una forma recurrente y obsesiva puede convertirse en una adicción, y acotó que ésta ocurre cuando se revisa a cada hora qué hace otra persona, es decir, el stalker deja a un lado sus actividades para conocer antes las de otros. Las consecuencias conllevan afectaciones a la salud mental que en un principio se manifiestan con ansiedad y después con depresión.
Para evitar dichas afectaciones, Rivera Aragón recomendó que el stalker sea consciente de que está mal y solicite ayuda profesional para erradicar la necesidad de espiar a las personas.
Finalmente, la académica recalcó que las redes sociales han facilitado el acceso a la información pero “desafortunadamente hacen mucho daño, generan muchos problemas de infidelidades, celos, obsesiones, violencia, suicidios y homicidios, porque a través de estos medios, a veces, se comunican cosas que no son verdaderas”. 

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