El diseño de una oficina deriva de muchas variables: las nuevas generaciones laborales, las tendencias mundiales dirigidas a la modernización y los modelos socioeconómicos de cada país.
Nuestra física, biología y psicología son procesos determinantes en la adaptación de espacios. Entendernos es tarea de la neurociencia del diseño.
Ciudad de México a 05 de febrero del 2020.- Cuando pensamos en una oficina de los años 50 hasta los 90, vienen a nuestra mente aquellos espacios cerrados, llenos de cubículos pequeños y grandes oficinas para los líderes corporativos bajo una luz tenue y colores monocromáticos. Si hablamos de la última década, hubo un boom en el diseño de los espacios abiertos y colaborativos que promovían el bienestar físico y emocional de los trabajadores. Contrastante.
El mercado actual solicita que la orientación al cliente sea el eje central de las operaciones de las empresas tanto pequeñas, medianas o grandes. Sin embargo, para lograrlo se deben ponderan las necesidades de los colaboradores quienes, al final de cuentas, son los que brindan el servicio, en la medida que están en armonía con su operación, su salud, sus relaciones y el espacio que habita. Ante esto, ¿cómo elevar la productividad y generar una entrega de producto o servicio con calidad?
“Una de las maneras es a través del diseño, una disciplina abierta y receptiva al contexto, que permite crear productos que útiles y consumibles, adaptados a las necesidades reales de la población que naturalmente va cambiando con el tiempo. Los ajustes se derivan de muchas variables, como las generaciones que van ingresando al mercado laboral, las tendencias mundiales dirigidas a la modernización y los modelos socioeconómicos de cada país.” Dijo Fernando Núñez, subdirector de Recursos Humanos de PM Steele.
Conforme evolucionamos, incorporamos a nuestro hacer el uso de herramientas y disciplinas que nos ayudan a mejorar nuestro estilo de vida, no por temas de vanidad o banalidad, sino como parte de la comprensión y apropiación de nuestra naturaleza. Por ello, la introducción de la neurociencia al diseño ha permitido entender los aspectos cognitivos que intervienen en nuestros procesos de adaptación en espacios físicos.
De su mano se comprende que el proceso de conocimiento está ligado de manera indisoluble a las emociones. Los aspectos cognitivos principales que permiten que el diseño sea ergonómico a escala humana son el físico, biológico y psicológico. El procesamiento de la información de nuestro cerebro ocurre con mayor frecuencia debajo de nuestros niveles de consciencia.
Cabe destacar los cambios que se realizan en los espacios de trabajo son posibles también gracias a la plasticidad de nuestro cerebro, ¿esto qué quiere decir? Que tras años de evolución, se ha adquirido la capacidad de modificar hábitos, comportamientos o conocimientos predeterminados para aprender cosas nuevas. Nuestra percepción del mundo nunca es ingenua y primitiva; lo que hacemos es percibir y comparar nuestros esquemas pasados con los actuales y en ocasiones de su análisis somos capaces de crear los futuros, que nos permitirán tener más y mejores beneficios.
Las personas, las relaciones y los objetos son percibidos de manera integrada al contexto que los rodea, entre ellos se configura una relación dotada de un significado integral; por ello vale la pena reparar en el hecho de que el diseño de los espacios de trabajo deban ser holísticos, es decir, que cuenten con la colorimetría adecuada, mobiliario de alta tecnología que promuevan la salud, iluminación óptima, buena acústica y un inmueble que arrope todos estos elementos de manera armónica.
Así, el diseño se convierte en una piedra angular para que los individuos sean más receptivos a la información derivada de las experiencias sensoriales que está experimentando en el sitio en el que se encuentra, favoreciendo el desempeño de los individuos que al pasar más de 50 horas semanales en el trabajo, facilitando la comprensión e interacción con el entorno material que habita para obtener así mejor resultados sin forzar la relación colaborador-trabajo, sino que emanará de manera natural.