- El sueño de conquistar el espacio se vuelve cada vez más tangible gracias a los avances tecnológicos y la creciente
cooperación internacional. Alejandro Farah Simón, Secretario de Educación y Divulgación del Programa Espacial Universitario (PEU) de la UNAM, comparte su visión sobre la importancia de estos desafíos para la sociedad y el futuro de la humanidad.
México, 2 de abril 20223—El espacio exterior, esa frontera aparentemente inalcanzable, ha sido y seguirá siendo un desafío constante para la ciencia y la tecnología. Sin embargo, más allá de los avances técnicos, es fundamental considerar cómo los vuelos espaciales tripulados afectan la organización social y el desarrollo científico en todo el mundo. Alejandro Farah Simón, Secretario de Educación y Divulgación del PEU de la UNAM, analiza el impacto y las implicaciones de estas misiones en la actualidad y en el futuro.
“Los vuelos espaciales tripulados representan un reto para la humanidad, ya que nos enfrentan a la necesidad de superar obstáculos naturales como la atmósfera y la gravedad terrestre”, explica Farah Simón. Estos desafíos, según el experto, son de suma importancia debido a que, en un futuro no muy lejano, el ser humano se verá obligado a abandonar nuestro planeta por diversas razones.
A propósito de la conmemoración del Día Mundial de los Vuelos Espaciales Tripulados, que se celebra el 12 de abril, el también integrante del Departamento de Instrumentación del Instituto de Astronomía plantea que, aunque la Tierra todavía tiene bastante tiempo de vida, ello no significa que no sea necesario salir al espacio para abandonarla; sin embargo, dado que es un proceso tan complejo, hay que prepararse. Y argumenta:
“Resulta que en nuestra vecindad, en nuestro entorno solar, hay cuerpos celestes que poseen recursos naturales que podemos aprovechar de manera muy importante. Esto implica no sólo el envío de robots, sino de viajeros que puedan tomar decisiones de manera más consciente sobre este tipo de recursos, ya sea en la Luna, en los satélites que orbitan nuestro Sol, en asteroides y meteoritos, e incluso en Marte”.
Esa es la relevancia de estos viajes espaciales tripulados, porque van a permitir un mejor aprovechamiento de los recursos naturales en la Tierra. Por ello, hoy en día, no pueden ser concebidos como el objetivo de una sola nación, sino que deben idearse de manera global.
Esto incluye a los países que cuentan con desarrollo tecnológico para salir al espacio y a los que lo despliegan, como es el caso de México, ya que en la ciencia todas las aportaciones tienen un valor importante, indica.
-“Auriespacial”-
La UNAM cuenta con una larga trayectoria en el desarrollo de ciencia y tecnologías espaciales. Por ejemplo, el laboratorio en el Pabellón de Rayos Cósmicos, ubicado en Ciudad Universitaria, es pionero en el estudio en la materia, afirma Farah Simón.
Además, varios esfuerzos institucionales y académicos han conducido a la Universidad Nacional a ser, hasta la fecha, la única entidad en nuestro país que ha logrado diseñar y poner en órbita un satélite: el UNAMSAT. Ahora, en el PEU, la función es recoger estos proyectos científicos y tecnológicos para hacerlos funcionar de una manera más armónica.
Hemos logrado reunir 50 proyectos en ese ámbito, cada uno orientado a diferentes tópicos: desde medicina espacial, nanosatélites, hasta psicología en el espacio y derecho espacial, con la integración de especialistas de agencias espaciales de primer nivel provenientes de Japón, Estados Unidos y países de Europa.
“La UNAM no solo colabora, sino que impulsa el nuevo conocimiento de frontera como iniciativa propia. También es cierto que nuestro país, desde que cuenta con la Agencia Espacial Mexicana, ha estado impulsando la colaboración entre muchos países para posicionar a México rápidamente en proyectos de relevancia. Por ejemplo, el Proyecto COLMENA, dirigido por Gustavo Medina Tanco, del Instituto de Ciencias Nucleares, donde, si todo va bien, en 2024 estarán explorando la Luna sus pequeños robots”, enfatiza.
-El principio de la era espacial-
El 12 de abril se conmemora el acontecimiento del primer vuelo espacial tripulado, llevado a cabo por el ruso Yuri Gagarin en 1961. La fecha fue establecida por la Organización de las Naciones Unidas como un hito y marcada como el inicio de la era espacial.
Con esta efeméride, también se busca reafirmar que la ciencia y la tecnología cósmica contribuyen de manera crucial a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y aumentar el bienestar de los estados y los pueblos. Además, se pretende sensibilizar al mundo para asegurar que se cumpla la aspiración de reservar el espacio ultraterrestre para fines pacíficos.
Información destacada
1. La conquista del espacio es cada vez más tangible debido a los avances tecnológicos y la cooperación internacional, lo que representa desafíos importantes para la sociedad y el futuro de la humanidad.
2. Los vuelos espaciales tripulados plantean la necesidad de superar obstáculos naturales y podrían obligar a los seres humanos a abandonar la Tierra en un futuro no muy lejano.
3. Es fundamental aprovechar los recursos naturales de cuerpos celestes cercanos, como la Luna, satélites, asteroides y meteoritos, e incluso Marte, mediante misiones tripuladas y robóticas.
4. La cooperación global en la exploración espacial es crucial, ya que involucra a países con diferentes niveles de desarrollo tecnológico y aportaciones científicas valiosas.
5. La UNAM tiene una larga trayectoria en el desarrollo de ciencia y tecnologías espaciales, siendo la única institución en México que ha diseñado y puesto en órbita un satélite, el UNAMSAT.
6. El Programa Espacial Universitario de la UNAM reúne proyectos en diversos ámbitos, como medicina espacial, nanosatélites, psicología en el espacio y derecho espacial, con la colaboración de expertos internacionales.
7. México impulsa la colaboración internacional en proyectos espaciales relevantes, como el Proyecto COLMENA, que tiene como objetivo explorar la Luna con robots en 2024.
8. El Día Mundial de los Vuelos Espaciales Tripulados celebra el inicio de la era espacial y promueve la contribución de la ciencia y la tecnología cósmica para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y garantizar el uso pacífico del espacio ultraterrestre.