Madrid, 23 de abril de 2024 ::: La producción de un sólo libro conlleva un coste medioambiental difícil de eludir,
desde la extracción de celulosa procedente de los árboles a la maquetación y distribución de los ejemplares. Mediante la búsqueda de modelos de producción sostenible muchas imprentas apuestan por la ecoedición como una fórmula consciente de minimizar la huella ecológica y mejorar la toma de decisiones en materia medioambiental.
"La ecoedición es publicar libros con criterios de sostenibilidad, basándote no sólo en la elección de materiales, la maquetación o el diseño, sino también en la utilización de los recursos de una manera más eficiente, intentando mantener un control sobre le impacto ambiental y la huella generada", ha contado el portavoz de las campañas de Bosques, Empresas y DDHH de Greenpeace, Miguel Ángel Soto, con ocasión de la conmemoración del Día Internacional del Libro.
En concreto, no existe un producto editorial totalmente ecológico, ya que cualquier publicación tiene un impacto medioambiental negativo. Lo que sí se puede hacer es minimizar los daños y calcular los riesgos, tal y como expone la Guía de Ecoedición publicada por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
No obstante, aunque no se puedan reducir al mínimo los costes perjudiciales para el planeta, "la ecoedición puede ayudar a generar una repercusión social y cultural positiva", cuenta a EFEverde el editor de Pollen Edicions, empresa socia del Institut de LÉcoedició, Jordi Panyella Carbonel.
Entre las acciones que buscan minimizar los efectos negativos de esta actividad se encuentran la producción de proximidad, el uso de un papel reciclado o certificado, lo que supondría una reducción del coste ambiental del 15%; y el cálculo de la huella de carbono con el fin de observar en qué sectores se están produciendo mayores daños y tomar medidas al respecto.
::: ¿Cómo hacer un libro ecológico?
Uno de los puntos fundamentales en este proceso es el cálculo de la huella ambiental que genera la producción de una sola publicación, así como su posterior comunicación de forma transparente al público lector a través de una mochila ecológica. "A través de una etiqueta informativa en la última página del libro se informa sobre el CO2 emitido por cada ejemplar, los litros de agua, la energía consumida y otros detalles como la producción de residuos ", explica Panyella.
Además, existen varios criterios a tener en cuenta antes de comenzar este proceso como puede ser la elección del soporte, el número de tiradas y la selección del papel, ya que este último debe cumplir con las exigencias de las marcas certificadoras e incorporar un porcentaje de material reciclado.
Otros factores que propone esta guía para la ecoedición son el empleo de tintas que sin metales pesados, planchas sin químicos y una correcta gestión ambiental por parte de la industria papelera para la monitorización de la huella hídrica y energética.
::: El costo ambiental de una publicación
Desde el comienzo de la extracción de materias primas hasta la fase de distribución se consumen una gran cantidad de recursos hídricos, energéticos y materiales que, además de favorecer la deforestación, liberan emisiones contaminantes a la atmósfera.
"La industria papelera tiene un gran impacto medioambiental", explica Soto de Greenpeace, "la expansión de los cultivos papeleros para fabricar pasta es un problema que todavía sigue generando deforestación".
Concretamente, el impacto medioambiental de una publicación se extiende a todo su proceso productivo: el 49,4% a la obtención de materias primas, el 17,6% a la fabricación de planchas, un 16,4% a la distribución, un 9,6% al diseño y el resto a la impresión, embalaje y gestión de residuos, según datos del proyecto Greening Books.
Con respecto al uso de libros electrónicos como alternativa, su huella ecológica es mucho más alta que la producción en papel. "Para compensar el impacto medioambiental de un dispositivo de lectura electrónica tienes que leerte 33 libros de 360 páginas cada año, durante 15 años", explica Panyella, con datos sostenido por el Real Instituto de Tecnología de Suecia.
::: La industria papelera
PEFC, una de los sellos certificadores en cuestiones de sostenibilidad forestal, expone que en España existen 2.7oo.000 hectáreas de bosques certificados por ellos y, además, 184 empresas impresoras que aplican las recomendaciones de sostenibilidad en toda la cadena de valor.
"El objetivo de ello no sólo es garantizar una gestión sostenible de nuestros bosques para que mantener su diversidad, renovar el ciclo del agua o minimizar la posibilidad de incendios, sino también a las personas cuidar el bienestar de las personas que trabajan en él o lo disfrutan", según la responsable de RSE y Nuevos Mercados de esta entidad, Esperanza Carrillo. Concretamente, en la economía española la fabricación papelera, que genera 16.968 puestos de trabajo directos y cerca de 84.000 empleos indirectos.
La facturación conjunta del sector alcanzó en 2022 cerca de 7.000 millones de euros, al producir 6,3 millones de toneladas de papel y 1,7 millones de toneladas de celulosa al año, según las estimaciones de la Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón (Aspapel).
En la Unión Europea, la industria española es la sexta productora de papel y cartón y la quinta en celulosa, gracias a las 74 fábricas que se encuentran repartidas por todo el territorio nacional.