La ciencia guía el camino hacia la reducción de emisiones de CO2

España, 27 de enero de 2025 ::: Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) continúan subiendo, y este año 2024

se han elevado un 0,8%, según  el último informe sobre el Presupuesto Global de Carbono del Global Carbon Project, que refleja la importancia del desarrollo de innovaciones científicas que permitan revertir la tendencia.

Este martes 28 de enero se celebrará el Día Mundial de la Reducción de emisiones de CO2, fecha que ha designado la Organización Mundial de las Naciones Unidas (ONU) con el fin de generar una conciencia y sensibilización en los ciudadanos sobre el cambio climático y su impacto en el planeta.

El dióxido de carbono (CO2) forma parte de los considerados como gases de efecto invernadero (GEI), que contribuyen de forma directa al calentamiento global, fenómeno que constituye uno de los principales retos a nivel mundial.

En la Cumbre del Clima COP 29, celebrada en Bakú en noviembre de 2024, tras dos semanas de intensas negociaciones y momentos de crisis hasta su momento final, se alcanzó el acuerdo financiero por el cual los países ricos pagarán 300 mil millones de dólares anuales al mundo en desarrollo para costear allí la acción climática. Ahora se plantea como afectará la decisión del presidente de los EE.UU. Donald Trump de abandonar el Acuerdo de París.

Las emisiones de GEI, que provienen de actividades desarrolladas por el hombre, han contribuido en torno a 1,1 °C al calentamiento global desde que comenzó el siglo XX, según indica el sexto y último informe de evaluación del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC), publicado en el año 2023.

El Acuerdo de París (alcanzado en la COP21 de 2015 en la capital francesa) supuso el establecimiento de un tratado internacional sobre el cambio climático que es vinculante a nivel jurídico. El objetivo se sitúa en limitar el calentamiento mundial por debajo de 1,5°C, en comparación con los niveles preindustriales, a través de un compromiso común que combata el cambio climático y se adapte a sus efectos.

Entre los efectos de la crisis climática estan los impactos sobre la salud humana: el aumento del riesgo de mortalidad, las enfermedades no transmisibles, la aparición y posterior propagación de enfermedades infecciosas, así como diferentes emergencias de salud, alerta la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Por otra parte Europa impulsa la descarbonización con medidas como el Pacto Verde (2019), una estrategia de crecimiento de la UE integrada por diferentes iniciativas políticas que posicionan a la UE en el camino hacia la transición ecológica con el fin de alcanzar la neutralidad climática en el año 2050, objetivo que requiere la puesta en marcha de medidas que reduzcan las emisiones de CO2.

La visión de la ciencia
EFEverde ha conversado a dos investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para conocer los avances tecnológicos en el campo de la reducción de emisiones de CO2.

Carlos Abades es doctor en Ingeniería Químic del CSIC es y lleva más de 25 años dedicándose a la investigación en el Consejo. Abanades forma parte del grupo de investigación de captura de CO2 del Instituto de Ciencia y Tecnología del Carbono. Junto a su equipo de trabajo desarrolla una tecnología que busca capturar CO2 de fuentes de emisión, como es el caso de las chimeneas, con el objetivo de conseguir un gas de alta pureza y evitando así su emisión a la atmósfera.

Insiste en que hay sectores que no se descarbonizaran con energía renovable como ocurre con el cemento. Incide en la necesidad de capturar el CO2 de los sectores de los que sea posible, ya que se trata de un proceso necesario si se aspira a alcanzar emisiones cero.

En todo este proceso la tecnología -explica el científico- juega un papel fundamental: “decenas de investigadores en empresas, universidades y organismos públicos como el CSIC ya están trabajando en ello desde hace tiempo”.

Abanades explica que la tecnología de separación de gases se conoce desde hace décadas, pero que, sin embargo, es “necesario adaptarse a los problemas de la forma más económica posible”. 00“La política está ahí, pero la economía es la clave”, pues es esta última la que “ha hecho un éxito de la fotovoltaica en el plano renovable”, por lo que los esfuerzos también hay que centrarlos en demostrar que la tecnología de captura, almacenamiento y reuso del CO2, cuando sea renovable, son estrategias competitivas que abren un mercado muy grande de soluciones, concluye el investigador.

Silvia Morales es doctora en Química y se dedica a la investigación desde hace más de dos décadas, desarrolla su labor profesional en el Instituto de Catálisis y Petroleoquímica del CSIC. Morales lidera el proyecto FUELGAE en España, que está integrado por seis países de la Unión Europea y 13 socios.

FUELGAE tiene como objetivo desarrollar un nuevo modelo de producción de combustibles líquidos avanzados, a partir de diferentes flujos de emisiones de CO2, a través de una planta piloto de microalgas integrada en su infraestructura.

Este proyecto consiste en el cultivo de algas mediante la captura de CO2 industriales. Las algas generan una biomasa, que aprovechan en su totalidad. Los residuos que derivan de este proceso pueden utilizarse para fines como la producción de otras fuentes de energía, como es el caso del biogas: “hay que cambiar el tipo de combustible y pensar en combustibles sostenibles", agrega la investigadora.

Morales recalca que el gran desafío es obtener combustibles sostenibles a un precio parecido al de los combustibles de origen fósil, por lo que es necesario “optimizar todos los procesos y desarrollar nuevas tecnologías”, explica la investigadora.

Cuando le preguntamos por la neutralidad climática, Morales explica que es complicado alcanzarla, pero expresa que es optimista al respecto. Resalta que, para ello, es necesario “apoyar la ciencia mediante el impulso económico y la legislación de las autoridades políticas”.

En el camino hacia la neutralidad climática, Morales explica que la tecnología juega un papel clave. Sin embargo, recuerda que la opinión pública tiene una función importante: “no podemos dejar que sean los científicos los únicos que arreglen esto”, expresa Morales.

“Hay muchas personas e incluso políticos que niegan el cambio climático”, por lo que la investigadora advierte de que “nos estamos jugando nuestro planeta, que es nuestra casa y es la única que tenemos”, concluye Morales

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