Una vez que el hombre superó las dificultades de la supervivencia y por un momento dejó de preocuparse del alimento, y tuvo la oportunidad de observar su entorno y tomar conciencia del mundo que lo rodea, debieron surgirle una infinidad de dudas, me trato de imaginar en que momento el hombre tuvo el desarrollo mental del niño que todo el tiempo pregunta “¿y por qué?”
Qué fue lo que hizo que el ser humano evolucionara hasta crear las herramientas para mejorar su vida, en qué momento logró controlar el fuego y cómo aprendió a utilizar la tierra y el agua para formar figuras de barro, la piel de los animales para cubrirse del frío y así comenzar a vestirse, y cómo descubrió que de los insectos, las flores y la ceniza del fuego obtendría colores para decorar su cerámica, sus cuevas y sus ropas.
Pero no fue hasta que conquistó a otras tribus y las logró someter, ya sea para esclavizarlas o para recibir tributo de ellas, que tuvo el tiempo para pensar en cosas más profundas, a comenzar a responder esas preguntas que desde siempre han estado en nuestras mentes, ¿qué nos trajo aquí, a qué venimos, hacia dónde vamos? etc.
Aún antes de saber qué son el sol, la luna y las estrellas levanto las primeras construcciones para utilizarlos como relojes que marcaran un calendario mensual y anual. Varias culturas en todo el mundo utilizaron las fases de la luna para medir el tiempo, el movimiento del sol para medir las estaciones del año y las estrellas para formar sus leyendas y sus religiones, el cielo fue desde un principio el hogar de las deidades.
Los griegos fueron quizá la primera civilización en construir instrumentos más sofisticados para hacer una carta celeste, Hiparco de Samos no sólo contaba con un registro de más de 800 estrellas, también las tenía catalogadas en seis distintas magnitudes siendo las más brillantes las de primera magnitud y las más débiles, aquellas que son apenas perceptibles a simple vista las de sexta magnitud o magnitud 6. Apoyado en cuadrantes para ubicar las estrellas, se construyeron esferas armilar, que son esferas generalmente hechas de alambre con la Tierra en el centro y las estrellas a su alrededor.
Observar las estrellas y conocer su posición es de suma importancia para ubicarnos en alta mar o en los desiertos, las estrellas nos permiten localizar el norte y el sur. Es por eso que los árabes apreciaron el trabajo de Ptolomeo quien ya había incrementado el catálogo de Hiparco a más de mil estrellas y ahora conocemos este trabajo por su nombre árabe, Almagesto, también mejoraron el astrolabio griego haciendo de éste una obra de arte.
Hay importantes observatorios en China, Mesoamérica y medio oriente, pero el mejor observatorio antes del invento del telescopio fue el de Ticho Brahe quien falleció en 1600, contaba con cuadrantes y sextantes, con sus registros Johannes Kepler pudo concluir que los planetas no giran alrededor del sol en círculos perfectos sino en elipses.
Sergio R. Quesada.
El Punto Crítico / www.elpuntocritico.com.