Gabriel Soto, Arturo Peniche, Alexis Ayala y Juan Soler, entre otros actores,
tratarán el tema de la homofobia desde diferentes ángulos, de manera cómica y divertida, a través de una propuesta escénica producida por Daniel Ferrer, que buscará la reflexión entre los asistentes.
Mediante distintos monólogos que se estrenarán el 31 de mayo en la ciudad de Guadalajara como parte de la obra “La homofobia no es cosa de hombres”, los histriones, junto con Ernesto Laguardia, Ana Patricia Rojo y Azela Robinson tocarán los temas de la inclusión, la tolerancia, el respeto y la aceptación.
“No sólo es una obra para la comunidad gay como muchos podrían pensar, al final es para toda la familia, toca distintos géneros, soy el personaje que le encanta el medio artístico y tiene una manera de ser muy libre y divertida”, compartió Ayala.
Expresó en rueda de prensa que todos los temas se tocan con mucho respeto, sobre todo para la gente que está dentro y fuera de dicha comunidad, para hablar de las señalizaciones o divisiones que hay al respecto.
Arturo Peniche, en tanto, opinó que esa pieza escénica es una manera de reflexionar sobre esos temas, pues todos tienen el derecho de “tener nuestras preferencias sexuales, redimirnos y tratar de buscar lo mejor en esta vida, que para eso Dios nos dio esa libertad”.
Su personaje es “el compadre”, el típico macho mexicano que lleva el dinero a la casa “el público se llevará una sorpresa con ese papel”.
Mientras Gabriel Soto agradeció la invitación a ese proyecto y subrayó que el punto principal es el respeto hacia los seres humanos, la igualdad de género en todos los aspectos.
Laguardia puntualizó que en el montaje también se tocan temas con los que el público se divertirá y platicará con la familia.
Finalmente, dijo, el objetivo como actores es “tratar de mover sentimientos y emociones del público, para que finalmente pueda hablar sobre ese tema, que no es fácil, con los hijos y la familia”.
Juan Soler dará vida a un prostituto que considera que la homofobia es algo que definitivamente se debería de rechazar, no debería existir. “Entre nosotros ya no debería de estar el término, habría que sacarlo del diccionario".