Más 800 personas, entre papás, mamás, niños, niñas y hasta adultos mayores
cantaron, bailaron, gritaron, se carcajearon y rockearon al ritmo de la agrupación mexicana ¡Qué payasos!, que celebra 37 años de trayectoria.
Los protagonistas del grupo, Nacho Mostacho y Beto Batuca, se presentaron como parte del ciclo ¡Niños y niñas a la vista!, que propone el centro cultural El Cantoral, de la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM).
Durante 90 minutos, los artistas, considerados precursores de la música rock para niños, interpretada por payasos, entregaron un repertorio de 15 temas, con diversos temas como el cuidado del medio ambiente y los animales; la importancia de obedecer a los papás, de hacer la tarea escolar y portarse bien.
Nacho Mostacho, sentado en una silla y “tocando” solemne un violoncelo de cartón, relató que su mamá se llamaba Consuelo y le decían Chelo. “A lo mejor por eso es que mis hermanos y yo somos chelistas, porque mi papá no fue chelista, sino chelero. Aunque mi mamá nunca se hubiera llamado así, ella siempre será mi gran consuelo”.
Beto Batuca, quien relató que cuando iniciaron su grupo, Nacho Mostacho tenía cinco años más que él y él cinco años menos, se sumó para la interpretación de los temas “Qué payasos” y “Qué suave amaneció”, que pusieron a bailar al público.
Después de “El conejo azul”, Beto Batuca adelantó que la siguiente canción (“Soledad”) estaba dedicada a quienes no tienen casa, en referencia a los que en Colombia llaman “desechables”, en Estados Unidos “homeless” y en México indigentes.
Acompañados de cuatro músicos, continuaron con “El doctor”, “El arcoíris” y “Que no te digan”, dedicada a los niños que viven en la calle, para seguir con un sketch, y después entonaron “Stop al fin”, “Gigantes” que se refiere a los pequeños que “vienen desde el mar con tanta vida en tan poquito cuerpo".
Luego interpretaron “Alicia”, incluido en su disco “De todo corazón” (2010), y “Los Trigapodos”, para luego reflexionar con “Zoo-ilógico” por qué se exhibe en jaulas a los habitantes del reino animal.
“Es la sucia manera siempre de decidir quién manda, de aniquilar la libertad. Y ellos van muriendo día a día en su nuevo hogar de 2 x 2”, comentó Beto.
“Ojalá que hayan pagado su boleto, nosotros tenemos que irnos porque ya va a empezar el fútbol”, invitaron para que padres e hijos subieran al escenario para rocanrolear al ritmo de “Un gato en la estación del tren”, seguida a pedido del público con “Nadie sabe”.