Importadas por los mexicanos algunas de nuestras costumbres

CULTURA1

Me parece absurdo el feroz rechazo de algunos de mis paisanos en contra de la celebración del Halloween por considerarla extranjera, siendo que México se ha vuelto un país casi huérfano de tradiciones autóctonas. Comencemos con la madrecita venerada el 10 de mayo, rendirle honores a las progenitoras ya se hacía en la antigua Grecia, exaltando en el altar a la deidad Rea, quien concibió a los dioses Zeus, Poseidón y Hades; bueno sería que muchos de mis paisanos conocieran la mitología helénica, pero no es así, el Día de las Madres celebrado en México, sencillamente es una imitación de la festividad estadounidense; en 1914 el presidente Woodrow firmó dicha proclamación para instituirla el 10 de mayo.

El día del padre también se adoptó en México siguiendo la costumbre estadounidense desde que el presidente Coolidge la instituyera para el tercer domingo de junio. Millones de mexicanos se deshacen en cursilerías el 14 de febrero, Día del Amor y la Amistad, otra fiesta comercial iniciada en 1840 con el objeto de vender tarjetas, flores y regalos, ¿adivinen dónde?, pues en Estados Unidos de Norteamérica, por supuesto.

El predicador judío llamado Jesús no nació el 25 de diciembre de un crudo invierno, esta es otra leyenda integrada a México. El incipiente cristianismo suplantó el festejo romano en honor al Sol, por lo que proclamó que Jesucristo había nacido esta fecha en un pesebre, y que los pastores acudieron a venerarlo, pero en Judea durante el invierno no crece la pastura, todo es una fábula para los incautos. En esta colaboración acompaño una fotografía de mi autoría intitulada El Diablo, otro mito que usan muchos para evadir la responsabilidad de conductas indignas, alegando que fue el demonio el que los empujó a cometer bajezas.

A los mexicanos les encanta quebrar la piñata, la cual dicen que es muy mexicana, siento decirles que esta costumbre tampoco pertenece a este país poblado por mestizos sin brújula en la memoria cultural, los soldados romanos solían llenar una bolsa de cuero con frutas atada a la punta de una lanza, y en verano durante los festejos en honor a Ceres la deidad de las cosechas, la gente se divertía tratando de romperla la “pignata” colgada a lo alto para degustar las golosinas. Durante la invasión española a México del Siglo XVI a los frailes católicos catequizadores se les ocurrió llenar cazuelas de barro con la abundante fruta que madura en este país, y el juego se hizo popular en los atrios de las iglesias como táctica mercantil para atraer clientes a la misa. Por favor no me condenen a la hoguera si les digo que la virgen de Guadalupe tampoco es idea original, dicha imagen ya la traía el homicida encumbrado Hernán Cortés en su ensangrentado estandarte, el mito proviene de Guadalupe, una región con nombre árabe que está en España.

Y para aquellos enardecidos que atacan al Halloween para “ defender “ la celebración del Día de Muertos, me permito decirles que ni las simpáticas calaveritas son auténticamente mexicanas, ya que están elaboradas con el azúcar que los españoles del virreinato trajeron de África, y en la actualidad en muchos de los altares arreglados en recuerdo de los fieles difuntos la gente les coloca botellas de cerveza, licor o refresco gaseoso de cola, junto con cajetillas de cigarrillos de marca extranjera. Mi México se halla adulterado en muchos aspectos y esto me duele.

El Halloween es una contracción del idioma inglés All Hallow’s Eve (Víspera de todos los santos), esta celebración anglosajona está mezclada con los ritos celtas del Samhain, cuando todos los espíritus benéficos y malignos volaban por los aires.

Yo les propongo a aquellos de mis paisanos que repudian el Halloween celebrado en el Siglo XXI, que permitan a los niños mexicanos divertirse disfrazados de fantasmas, diablillos, brujitas y calabazas, todos ellos lucen simpatiquísimos, ya que en realidad las costumbres anglosajonas están arraigadas en la mentalidad de la mayoría de los mexicanos, o, ¿acaso ustedes no permiten que su hijito se disfrace de Batman, Superman, o el Hombre Araña, o que las niñas se engalanen como Blanca Nieves, Cenicienta o Campanita? Lo que yo Manuel Peñafiel propongo es que todos estos juegos inunden de risas a los infantes, pero sí es muy importante que dentro de su educación se les inculque e instruya acerca de las incontables tradiciones de nuestros ancestros mexicanos, empezando con que los propios padres de familia atisben literariamente en el caudal poético y significativo de aquellas leyendas que surgieron en estas olvidadas, ofendidas y traicionadas tierras, ahora llamadas México.

(Autor: Fotógrafo, Escritor y Documentalista)

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