Recuerdan a José Saramago en la FIL de Guadalajara

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Guadalajara, 1 Dic .- "¿Estoy salvando a la humanidad? No, no estoy salvando a la humanidad, estoy tratando de salvar mi consciencia y tal vez la de alguno de mis lectores", dijo el escritor portugués José Saramago en un video proyectado anoche en la presentación del libro “Alabardas”, en el Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.

Bajo el sello Alfaguara, se trata de la última novela inconclusa del ganador del Premio Nobel de Literatura 1998, un volumen que reúne los tres primeros capítulos de la que habría sido una publicación cuya acción se desarrolla en una fábrica de armas.

Su deseo por reflexionar sobre la industria armamentista, la ausencia de huelgas en fábricas de ese tipo y la ética de quienes trabajan en ellas, lo llevaron a diseñar el presente texto, que quedó como una novela inconclusa.

Sabiendo que se trataba del último libro, Pilar del Río, su viuda, se dio a la tarea de sacarlo a la luz con los tres únicos capítulos existentes, notas de trabajo del propio Saramago y textos de Roberto Saviano y Fernando Gómez Aguilera.

En la presentación, la también periodista Pilar del Río detalló cómo fue que el autor de “El evangelio según Jesucristo” y “Todos los nombres”, entre otros libros, escribió dicha obra hasta el final de sus días a pesar de la leucemia que padecía.

“Saramago era muy ordenado y cuando escribía, nunca lo hacía más allá de dos folios, que imprimía y expresaba que la capacidad de producción no llegaba más allá de eso. Estaba haciendo una investigación respecto cómo sería una fábrica de armas, cuando le sobrevino la muerte.

“Algunos capítulos ya estaban escritos y él sabía a donde quería llegar porque siempre que escribía, la frase ya la tenía en la cabeza, construía las frases en su mente y las pasaba en la máquina”, relató Del Río.

Moderada por la periodista Lydia Cacho, Pilar del Río comentó que Saramago no quería morirse sin haber abordado de una forma directa la razón por la que se hacen las armas y como éstas, pueden ser un fracaso social y personal.

“He ahí la novela, no es un ensayo; la urgencia decía, porque no quería morirse sin haber dicho todo, pero sobre todo, porque un día conoció una anécdota de una bomba que cayó en la Guerra Civil de España en 1936 en Extremadura.

“La bomba cayó y cuando estaba en el suelo, se abrió en dos partes y dentro había un papel escrito en portugués que decía: esta bomba no va explotar. Alguien se atrevió a sabotear, sabiendo que eran armas que venían para la Guerra Civil y que el estado de Portugal era aliado de Franco”, expresó.

Antes, Raúl Padilla López, presidente de la FIL, recordó a Saramago como uno de los más grandes exponentes de la literatura Iberoamericana.

Sobre el texto, añadió que “se trata de una novela inconclusa y no por ello carente de propuesta, en ella, aun después de la muerte, Saramago alza la voz para hacer una crítica a la industria de las armas, agitando las conciencias de quienes lo leemos en el presente”.

El volumen de pasta dura, papel de mayor gramaje, incluye además ilustraciones del alemán Günter Grass.

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