Querido Santa Claus, este año te pediré muchísimo, así que no pierdas esta lista: Por favor, no traigas refrescos embotellados, tampoco cigarrillos, estupefacientes, comida chatarra y productos milagrosos para bajar de peso. Convence a los que participan en las redes sociales por Internet para que no hagan gestos, ni saquen la lengua en sus ‘selfies’. ¿Quién les habrá dicho que se ven graciosos ? Que no suban fotos alardeando borracheras con amigos. En el siglo XXI, la decadencia abruma al agónico refinamiento, escasean los caballeros y las damas de verdad, así que dejen de compartir cartones con lenguaje soez, que eviten las palabrotas en sus comentarios, los insultos callejeros son síntoma de pereza mental y escasez de argumentos. En México, ningún partido político es honorable, resulta estéril la rivalidad entre conciudadanos por defender a sus burócratas preferidos. Los que ocupan puestos públicos, desprecian a la ciudadanía, para ellos nuestras vidas son desechables, solamente somos proveedores de impuestos para sus fortunas indecentes. Que tampoco difundan en Facebook tales supersticiones, como: Pega en tu muro esta imagen religiosa y en 24 horas te ocurrirá un milagro, comparte este elefante o la mariposa de la abundancia, estas bolsas de dinero del Feng Shui, o esta habitación repleta de billetes y serás rico con la bendición de Dios, y si no lo haces, te irá mal. Los que creen en estas ridiculeces se denigran intelectualmente.
Me gustaría que se erradicara el racismo en México. Los mestizos se creen paridos por Isabel La Católica o Carlota, y desprecian a los de piel morena. ¿Podrías inculcarles honestidad a los políticos y burócratas, y condenar con cárcel y castración a los sacerdotes pederastas? Es imperativo que los uniformados comprendan que su misión es en beneficio de la sociedad, y dejen de emplear la represión junto con las armas. Ya que tú aterrizas sobre las azoteas, por favor, avería los receptores para que las televisoras comerciales dejen de idiotizar al prójimo. Obliga a Francisco I a presentar un informe verídico de cómo invierte el Vaticano sus riquezas. Los sacerdotes católicos piden dinero con el vago pretexto de que es para ayudar a los pobres, pero son inexistentes las obras sociales transcendentes. Cuando pases por Hollywood, convence a los productores, guionistas y directores de películas para que no alteren la historia de los hechos, ni las biografías, y que en las cintas para niños omitan vulgaridades y frases de doble sentido. Diles a aquellos locutores y periodistas que usan lenguaje procaz que dejen de hacerlo. ¡Ah, y de paso déjales un manual de ortografía a los que lo necesiten en Facebook y Twitter! Recomiéndales que antes de querer imitar a los estadunidenses escribiendo comentarios con deficiente inglés, se den un paseo por el Diccionario de la Lengua Española, el cual define más de 90 mil palabras. En la actualidad, los errores ortográficos resultan una vergüenza para una gran porción de la humanidad, la cual, en vez de viajar a la infinitud del conocimiento, cada vez está más entorpecida. Que los dueños de las salas cinematográficas no proyecten publicidad antes de iniciar la película, y que la gente no use su teléfono durante la función. Por favor, que los conductores se detengan con la luz preventiva del semáforo y no bloqueen los cruceros, que respeten las líneas del paso peatonal, y no se estacionen en zonas reservadas para minusválidos. Impide que el Vaticano canonice a Chespirito. Pregúntales a los católicos, ¿por qué la virgen de Guadalupe nunca se les ha aparecido a los árabes, a los judíos, o los budistas? Diles a las compañías publicitarias que empleen a niños morenos, siempre promueven sus productos con mamás teñidas de rubias y niños güeros. Por favor, tráeles decencia y amor a la cultura a los descastados de la Secretaría de Educación Pública para que respeten a la infancia mexicana con libros de texto escolares gratuitos con nutrido contenido histórico, técnico, científico y artístico; los volúmenes que ahora existen son vacuos, superficiales y demagógicos.
Baja por la chimenea de la Casa Blanca y arrebátale a Barak Obama el Premio Nobel por la Paz. Ordénale al gobierno de Washington que no apoye a Israel en sus inmisericordes bombardeos en contra de Palestina, que deje a Siria tranquila, y no se inmiscuya más en Venezuela y Bolivia. Detén los secuestros y las matanzas en África a consecuencia de rivalidades políticas - religiosas. Obliga a los estadunidenses a reconocer que existen 11 millones de inmigrantes ilegales en su país, porque esta esclavitud disimulada les conviene a sus patrones que los explotan con salarios bajos. Dichos trabajadores merecen obtener su status legal para que sus familias no sean desmembradas por las deportaciones. Llévales apoyo, infraestructura, escuelas dignas y hospitales funcionales a los indígenas mexicanos marginados. Si esta lista de peticiones es ardua de satisfacer, que por favor te ayuden los Reyes Magos. Santa Claus, careces de fuerza de voluntad al caer en la gula. Además, te has dejado manipular por la publicidad consumista, antes lucías robusto, lo puedes comprobar con tu antiguo retrato que adjunto a este texto. Pero en la actualidad, tu antiestético sobrepeso amenaza con deteriorar tu salud. Cuida tu nivel de glucosa y triglicéridos, los personajes gordos ya dejaron de ser graciosos. México ocupa el primer lugar, a nivel mundial, en obesidad y diabetes infantil. Viejo amigo barbón, sobreviví a la infancia y yo, Manuel Peñafiel, ya no estoy en edad para que me complazcas con juguetes. Ahora redacté esta misiva para darles vida a algunas de mis fantasías.