Nos encontramos a unas horas de la emocionante fecha en la que se comparten los alimentos con los seres queridos en la cena de la noche del 24 de este mes, la Nochebuena. Una excelente opción es llevar a la mesa alimentos ecológicos, o sea, aquellos que se producen con técnicas que respetan los procesos de la naturaleza y que tienen sus vitaminas, antioxidantes, y sales minerales justo en su punto para beneficio del organismo humano.
La base de la comida ecológica es que son elaborados sin conservadores o colorantes químicos, ni fertilizantes o plaguicidas, no contaminan el agua ni degradan los suelos porque se fertilizan con abonos naturales. Aunado a los anterior, importante es saber que existen investigaciones que señalan que diversas frutas u hortalizas resguardan residuos de pesticidas usados en el control de las plagas que llegan a la boca de quienes los consumen, de ahí que debe cuidar más lo que consume para evitarlos.
Pero, no sólo los consumibles derivados de la tierra son ecológicos, los productos animales también lo son cuando se obtienen de granjas donde se produce carne roja y blanca, y no se les administra, a los animales, ninguna clase de antibióticos para sus enfermedades, ni químicos para su crecimiento. Sin embargo, hay quienes no recurren a estos sitios y sólo preguntan a sus proveedores sobre el mejor producto. Por ello, se recomienda verificar en las listas que publican importantes organizaciones ambientales para conocer que animales y/o pescados pueden consumirse sin atentar al medio ambiente.
Sumado a lo anterior, puede agregar una serie de acciones que harán de su cena, una reunión más amigable con el hábitat y que dejará entre sus invitados un mensaje de respeto a la naturaleza. De inicio, los especialistas recomiendan consumir los productos de la localidad para evitar que en la transportación se emitan mayores cantidades de CO2.
Para disminuir el desperdicio de energía y gas, al momento de preparar los alimentos de la cena elija la temperatura exacta de cocimiento en el horno y no abra la puerta para evitar que salga el calor. Si lo hace, la temperatura que hay dentro baja unos 25 grados centígrados y, otra vez, se gastará más gas y energía para volver a la temperatura ideal. También, meta la mayor cantidad de alimentos que pueda al horno en refractarios que guardan la temperatura. Apague el horno 5 minutos antes del tiempo contemplado para que el calor que quede termine de cocer la comida.
Al preparar el tradicional ponche, lave todas las frutas en una sola tinaja con agua y jabón y reutilícela. Si sobra ponche póngalo de abono a las plantas.
Otra recomendación, es lavar los trastes justo después de usarlos para evitar que la grasa y la comida se peguen y dificulten su limpieza. Además, cuide que los residuos no se vayan por el fregadero porque contaminan el agua.
Descongele el pavo en un recipiente con agua fría, no use el microondas porque además de hacerlo de forma irregular gasta mucha energía.
Si usa velas en la mesa, busque las que están fabricadas con cera vegetal o de cera de abeja, son renovables y biodegradables.
Utilice platos y vasos de vidrio o cerámica, evite lo desechable. Busque las botellas retornables.
Clasifique la basura desde el momento en que comienzan a recolectarla. Al final de cada año, la basura se duplica y un 80% de esta no es orgánica.
Modere lo que será preparado para no desperdiciar los alimentos.
Punto ambiental: Este 24 de diciembre lleve a su mesa alimentos que celebren el nacimiento de una nueva etapa, una de amor por la naturaleza.
¡Felices fiestas!
This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.