La Virgen de Guadalupe formará parte del proyecto artístico “Simbología de la Iglesia que mira al sur”, que cuenta con el apoyo del Papa Francisco y que propone itinerarios de sanación para drogadictos o marginados, a través de creaciones realizadas con material de descarte.
Eel responsable de esta iniciativa, el artista argentino Alejandro Marmo, confesó sentirse fascinado por la imagen del Tepeyac y consideró como un desafío replicarla con la ayuda colectiva de integrantes de los sectores más desposeídos.
“La serie ‘Simbología’ se ha propuesto emplazar símbolos populares de la fe en diversas partes del mundo, pero en especial en ciudades y pueblos de América Latina. Lo hemos hecho con el Cristo obrero y la Virgen de Luján”, explicó.
“El nuevo desafío que tengo en mente e incluso lo hablé con el santo padre es el de realizar la Virgen de Guadalupe, porque es la patrona de Latinoamérica y soy devoto de ella. Me parece importante construir esa imagen de fe popular en conjunto con sectores marginados”, agregó.
En junio de 2014, algunas de sus creaciones fueron exhibidas en la Plaza Puebla de la Ciudad de México. En 2009 conoció al entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, y con él inició una relación de amistad que hasta ahora sobrevive. De la colaboración entre ambos surgió el proyecto “Simbología”.
Existe una sorprendente identificación entre las reflexiones de Francisco y las creaciones de Marmo. Mientras el Papa advierte constantemente sobre la “cultura del descarte”, su amigo trabaja justamente en combatir esa misma corriente nociva.
“De chico y adolescente no me llevaba muy bien con la realidad”, reconoció el artista, quien encontró su vocación en un momento duro de su vida, en el cual no encontraba salidas y estaba sumido en la “oscuridad interior”.
“Encontré una ventana en esa oscuridad, la abrí y vi que había un paraíso en la imaginación. Esa imaginación me sirvió para poder plasmar ese mundo interno que me atormentaba. El tiempo dirá si soy un artista, por ahora me estoy sanando, de la rabia, de la angustia, y para mi eso es el arte, sanar tu vida”, confesó.
Esa búsqueda lo llevó a transformar la basura. En sus manos, hierros retorcidos con nueva vida se convierten en animales, efigies, figuras modernas e incluso religiosas.
Sus creaciones resultaron tan sugestivas que, desde el principio, muchos le dijeron que son feas. Pero para él la belleza no se encuentra en la estética exterior, sino en el mensaje que las obras son capaces de transmitir.
Estética de la esperanza
A eso él lo llama “estética de la esperanza” y forma parte de su proyecto de vida: Compartir su arte con aquellos que se sienten desorientados (pobres, jóvenes adictos, familias víctimas de la violencia) y enseñarles una forma de expresión de su interior.
Con ese mismo modelo trabajó dos esculturas de cuatro metros que en diciembre pasado fueron colocadas en el corazón de los Jardines del Vaticano.
Las figuras fueron armadas con material de descarte de las bodegas de la Santa Sede y en ella trabajaron varios muchachos venidos de Argentina.
Una vez logrado ese objetivo, ahora Marmo piensa en replicar a Nuestra Señora de Guadalupe con materiales similares y colocarla en algún lugar emblemático de México.
“Para el 2015 la idea es esa, estamos tratando de ver dónde estaría emplazada, con qué grupos la podríamos construir, se está gestando. Queremos que sea realizada por manos de trabajadores, de aquellos que no saben muy bien cómo integrarse a la sociedad”, anticipó.
“La Virgen de Guadalupe evoca al pueblo de Latinoamérica, la patria grande, que debería estar mucho más unida y tiene mucho futuro. Más allá de ser muy milagrosa, el arte que yo creo debería acompañar a esa imagen”, estableció.
Marmo es un artista reconocido a nivel internacional. Con más de 20 años dedicados al arte moderno, ha expuesto sus obras en diversos países como Japón, Austria e Italia.