“Hagamos al hombre a nuestra imagen, como semejanza nuestra”(Génesis) como si Él hablara con su otra mitad, con su esposa. Ella es Athiret, para los judíos Asherat, Nuestra Madre que está en el Cielo y Él es Nuestro Padre. A partir de ese momento se crea la Hierogamos, la unión espiritual, y en algunos casos carnal, o ambas.
En el tiempo cuando el guerrero partía a la batalla se consumaba la boda entre almas predestinadas (gemelas) y esos amantes nunca serían separados en espíritu. Alberto decidió consumar la hirosgamos con la mujer que considera su sueño imposible.
Mientras se cumplimentaba la alianza espiritual con el amor de su vida, pronunció un voto de unión como el de los sumerios, los egipcios, los griegos o los romanos, los cruzados o los caballeros aztecas águila o tigre: hoy recordaré el aroma de tu piel y el tono de tu voz. No me importa que de vez en vez se alejen más y más; sin embargo recordaré tú rostro que, como hierro candente ha quedado marcado en mi mente.
Y cuando termine esta aventura que es la vida serás mi viuda y seguirás siendo mi única esposa a los ojos de Dios.
Escribo pensando en ti plasmando un arte asombroso. Las obras de arte son, en ocasiones, inconclusas; sucede lo mismo con las mejores cosas de la vida. En el amor que siento por ti, la única forma de concretizarlo ha sido con una unión espiritual divina.
Cuando te vi me convencí de que Dios andaba entre todos los seres humanos pero que en ti se quedó. Me has hecho soñar con placeres prohibidos
“El tiempo vuelve”. (Le temps revient) En ocasiones las almas se encuentran con el fin de reunirse con su gemela y este ha sido nuestro caso.
Te he amado antes,
Te amo hoy.
Y volveré a amarte.
El tiempo vuelve.
Alberto encarnó el des le debut du temps, jusqu’á la fin du temps.
A todos los amores posibles o imposibles, físicos o espirituales la Hierogamos los logra realizar, como el caso de Jesús con María de Magdala, mujer fiel y amorosa del betlemita, pese al esfuerzo de una clerecía misógina de convertirla en una prostituta.
La Hierogamos ha unido al Cielo con la Tierra, al Sol con la Luna, Afrodita y Ares; Deméter y Yasión; Apolo con Dafne; Pan con Siringa; Orfeo con Eurídice; a Matilde con el papa Gregorio VII, al rey Salomón con la reina de Saba; a Alberto con la mujer de sus sueños, la más bella de todas las mujeres; son almas gemelas a las que nada ni nadie separarán.