Palabras huecas…Frases huecas.
Con regularidad escuchamos palabras huecas o frases huecas que no captamos en su real dimensión. Pero también, a fuerza de costumbre, en ocasiones las consideramos como verdades indiscutibles.
Cuando pequeños oímos palabras y sentencias huecas: “te voy a pegar”, “vas a ver”, “se te va a secar la mano”, “te voy a acusar”, que en ocasiones se sustituyen, después de muchos esfuerzos y gritos, con una mirada o un gesto amenazador. Al final, el niño se acostumbra a lo hueco.
Más adelante, en la escuela, los maestros o los prefectos amenazan con el “te voy a reportar”, “voy a bajarte la calificación” o “te quitaré puntos” y con los compañeros escolares las peleas comienzan -o terminan- con un monosílabo: ¿qué…? con la contestación de un: ¿qué de qué…?
Comunes son las sentencias de: “todo se paga en esta vida”; “Dios te va a castigar”, “te vas a ir al infierno”, “serás excomulgado” y tantas más con las que podríamos crear un diccionario fraseológico, mientras los pecadores y agresores se botan de la risa.
Pero las sentencias huecas son parte de la vida cotidiana de los individuos e individuas; en ocasiones, obligadas para romper el vacío existencial. Hay quienes “tienen” que hablar y hablar para sentir su existencia. Otros, con los años, hablan mucho -y en ocasiones fuerte- para tapar el sonido del aleteo de la muerte.
No envidio a aquellos que al subir al taxi o sentarse en el sillón del peluquero inician una larga plática que les permite –además- conocer la vida y milagros del servidor. Después de un incómodo silencio, los usuarios de esos servicios se sienten obligados y sueltan la primer frase inocua o insulsa -se valen las dos juntas o por separado- ¿Qué calor, verdad? o, “cada día es más difícil vivir en esta ciudad” (vale para todas las ciudades).
Así como hay diarrea por problemas estomacales hay también verborrea, que es lo mismo, pero con palabras soltadas como vómito en proyectil (término médico) y generalmente se inician con locuciones huecas que, si se pone uno a analizarlas, no dicen nada o dicen poco. Hay quien sale a la defensa y considera que las frases huecas son una forma de expresión de quienes no tienen nada que expresar, pero eso sí, una gran necesidad de comunicarse.
Las proposiciones huecas son comunes entre los políticos que inventan una diaria, esperando que sus seguidores no las entiendan pero que queden complacidos al tener un “dirigente” que habla muy bonito.
Cada campaña electoral está cargada de palabras y frases huecas, como las de: “hoy…” o “por el bienestar de la familia” (nunca se dijo la de quién) “honestidad valiente” o “primero los pobres”, todas acompañadas de la foto del candidato con cara de gente honrada.
Con el folclórico Vicente Fox y con Hugo Chávez se pudo hacer una colección de expresiones que son un monumento a la estulticia, sin descontar al señor Bush Jr., que también se ha distinguido por su estupidez. Algunas otras frase huecas: “y yo porqué” o la célebre “copelas o cuello”, fueron perlas que quedarán para la historia del negro sexenio foxista.
En este tipo de pensamientos se llevan las palmas los correspondientes a las expresadas en los velorios: lo siento (déjelo acostado, diría la viuda); buenos días (qué tienen de buenos, expresaría otra); mucho gusto (gusto, porqué, apuntaría alguno de los dolientes); pero si lo vi muy bien apenas hace un par de días (comentaría dubitativo algún amigo cercano); no somos nada (cierto, nada de nada, pues ni amigo ni pariente, me equivoqué de velorio) También están las de: “ay, sólo en las bodas y en los velorios nos vemos”; “déjame actualizar mi agenda”; “creo que es hora de que nos reunamos más seguido” y, la más lapidaria: “bueno, se fue la última tía de esta generación, ahora veremos quien organiza el primer velorio de la siguiente”.
El escritor español Enrique Jardiel Poncela, escribió –que eso es lo que hacen los escritores- un pequeño volumen de cuentos que, decía, eran para leerse mientras se viaja en el elevador. Cierto, qué difícil es el silencio en ese tipo de cajas, mientras no haya quien rompa el hielo, que generalmente es sobre el clima de esta mañana.
Finalmente, una de las mejores frases huecas que la humanidad ha formulado ha sido la de: “te caerá la justicia divina”, que los políticos, dictadores, genocidas, asesinos, violadores y defraudadores de toda talla han esperado, cómodamente, y rodeados de quienes les quisieron, hasta el día de su muerte.