“Un tamal de hoja de maíz, plano, redondo, triangular, de masa, trigo u hoja de maguey o de chaya… es un gran placer, que se comparte en familia, como buen mexicano, celebrando los placeres de la Candelaria ”
Amigas queridas hoy es un día muy especial, un día familiar, que como muchas de nuestras tradiciones mexicanas, nos invita a convivir en familia, con el vecino, con el amigo, con el compadre.
Esta hermosa tradición, que nace a raíz de un acto religioso, como lo es la Epifanía, y a partir de la partida de rosca, donde quien encuentra al niño Jesús, lo recibe en su corazón y que por cuestiones de carácter económico, se ha convertido más en una carga, que en una tradición. Como suele pasar en las sociedades de consumo, las tradiciones van perdiendo actualidad, “tendencia” y sentido, y se transforman en puros formalismos, dedicados a provocar un consumo excesivo. Sin embargo, muchas familias, aún, siguen rescatando esta hermosa tradición, donde no sólo se trata de hacer una fiesta gastronómica, sino crear un pretexto para ensanchar lazos; surgen los padrinos del niño, y las familias, abren su hogar y su mesa para compartir con el pueblo, los vecinos y los familiares, el hermoso regalo del niño Dios, ya muy vestido y arreglado para el Festín.
A ciencia cierta, no se sabe, porque el tamal, fue el platillo por excelencia para desarrollar esta fiesta, nos comentó el Chef histórico e investigador Mauricio Ávila de CONACULTA, sin embargo, sin duda el tamal, es un platillo que representa a nuestra hermosa República Mexicana. En todo el país, se sabe preparar el tamal, con sus diversas especialidades de masa, rellenos y envolturas, que les proporcionan un sabor muy distinto y característico en cada región. Tamales rellenos de camarón y mariscos, de elote, de cochinita pibil, de frijol, de hierba santa, de mole, de calabaza, pollo, cerdo, verduras y mucho más. Dulces; de zarzamora con queso crema, de coco con piña, de arroz con leche, fresas, ciruela pasa, entre muchos más. Tamales hay para todos, tan grandes como el Zacahuil o pequeños como los de Coahuila y Yucatán. Cada región le da un toque especial, Algunos más porosos, otros más gruesos o delgados como en la Huasteca. La variedad y los sabores que el tamal desarrolla en cada región, son muy vastos, más de 300 variedades a lo largo de cada región de nuestro México.
Espero que este 2 de febrero, nos olvidemos de la terrible dieta y nos demos la oportunidad y el placer de disfrutar la Candelaria, este festejo que es una mezcla de sincretismos culturales: prehispánicos, católicos, y paganos. Un festejo gastronómico para disfrutar este delicioso platillo mexicano, nutritivo, por sus rellenos y su masa, y que sin duda nos habla de la creatividad de nuestras cocineras y cocineros. A disfrutar de nuestros Tamales y nuestro Atole, este 2 de febrero, sin olvidar que el pretexto primordial, Unirnos para festejar la luz, que un pequeño niño, trajo envuelto en esperanza, la esperanza que requiere nuestro país, para salir adelante, y lograr librarse de tanta corrupción que nos circunda.
¡ A comer se ha dicho! Acompañados del festejado: el pequeño niño Dios, que ya estará muy arreglado y vestido en su silla o trono, como lo marca la tradición.
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