La importancia del ejercicio de la memoria, el periodismo y la frontera fueron las obsesiones de Federico Campbell que se reflejaron a lo largo de su trabajo literario, convirtiéndolo en un escritor fundamental para las letras mexicanas contemporáneas.
En esto coincidieron los escritores Margo Glantz y Juan Villoro, y el médico Ranulfo Romo, quienes participaron en un homenaje organizado por el INBA para recordar al periodista, narrador y ensayista mexicano, fallecido el 15 de febrero de 2014, a la edad de 72 años.
Al mediodía de este domingo, la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes lució abarrotada de amigos, colegas y lectores que acudieron para recordar al autor de Tijuanenses.
El escritor Juan Villoro recordó que se trató de un autor excepcional interesado en lo que podemos investigar al recordar y en la importancia del ejercicio de la memoria.
“La literatura era esa memoria artificial que construimos todos. Uno de los grandes temas de su interés fue la decisión del libre albedrío y cuál es el margen de nuestra libertad”.
Por otro lado, destacó que se trató de uno de los primeros escritores en incorporar a Tijuana en la literatura mexicana y así recuperar la frontera e incluso, en aplicar la llamada “franqueza norteña” que lo caracterizó y le permitió ejercer una sinceridad fundada en la moral.
Sobre su personalidad, Juan Villoro aseguró que la generosidad de Campbell se extendió al diálogo con otros autores, a escuchar la voz de los otros y hasta desviar la mitad de su salario para promover a jóvenes escritores, en un medio donde esta virtud no abunda.
Por su parte, la escritora Margo Glantz habló de obras autobiográficas de Federico Campbell como La Clave Morse en el cual sin necesidad de poner su nombre en primera persona, aborda rasgos familiares al ser el único hombre entre dos hermanas y tener un padre telegrafista.
Sobre textos como Todo lo de las focas, señaló que el autor tijuanense trata en el último capítulo aspectos relacionados con el periodismo donde se destaca que si no se busca llamar la atención, no vale la pena realizar ese oficio.
“Esa consciencia de saberse un intermediario de otras voces es lo que hace que se merezca un lugar dentro de la literatura. Eso es lo más valioso de su obra”.