Después de su estreno en diversos foros de Argentina, “Terapia” (comedia en dos sesiones y un diagnóstico), del dramaturgo tucumano Martín Giner, llega en junio al Foro Shakespeare en la Ciudad de México bajo la dirección de Hugo Villalvazo.
Terapia busca colocar al espectador a la distancia necesaria para cuestionarse tanto la cordura como la locura de manera aguda, en un espacio de subjetividad que abre preguntas como: ¿Quién tiene el juicio suficiente para saber si lo que sucede es real o no? ¿Quién es más cuerdo y quién más loco?... están entre las tantas preguntas que el público tendrá que discernir.
Es la historia de un hombre que llega al consultorio de un psicoanalista preocupado porque su madre (invisible) se esté volviendo loca. Por su parte, el doctor se enfrenta constantemente a su esposa fallecida quien, desde su opinión clínica, atraviesa una profunda negación ante su propia muerte. Ambos se aferran a la locura desde su propia subjetividad. Héctor Berzunza, uno de los protagonistas de esta innovadora puesta escena piensa que en la vida, la línea entre cordura y locura es muy delgada y que, como su personaje en Terapia, siempre puedes obtener ayuda sin saber que la necesitas y de quien menos lo podrías esperar.
Berzunza es actor de cine, teatro y televisión que ha trabajado en proyectos como Las trampas del deseo, Las Aparicio e Infames de Argos; en Kipatla de Canal Once y en Capadocia de HBO; en teatro con colaboraciones a lado de directores como Luciana Silveyra en Proyecto Laramie, con José Solé en El enfermo imaginario, con Javier Malpica en Crisis: modelo para arma y con Mauricio García Lozano en La ilusión y Salomé.
“Mi personaje es un psicoanalista que tiene sesiones con un paciente al que le pasan muchas cosas, se espejea mucho con él y en vez de ayudarlo, el paciente termina ayudándolo a él.
La gente sale de la obra muy relajada después de ver la locura de este personaje”.
¿Cómo conociste al director Hugo Villalvazo?
“A Hugo lo conocí cuando estaba en Casa Azul al verlo como actor, no lo conocía como director, fue algo raro. Me parece que tiene una claridad impresionante; este texto es muy divertido pero muy enredozo por lo mismo que están en el borde de su locura, y Hugo lo desebró y dejó listo para que la gente llegue, deposite su cerebro y se divierta. Creo que el va a ser un gran director y es el mejor director que podía tener esta obra”.
¿Cuál es tu percepción de locura y cordura y, si es el caso, en que cambió dicha percepción después de interpretar este personaje?
“Yo soy actor y vivimos en esta rayita todo el tiempo, en el poder desprenderse de todo lo tuyo para darle vida a un personaje te forja un poco a vivir en esa línea y a ser muy observador; creo que a partir de interpretar este personaje me di cuenta de dos cosas: una, que no me conocía como creía que me conocía, hay cosas de mi mismo que me han sorprendido. Justamente pensando en este personaje que cree que es un hombre cuerdo que no tiene problemas, que puede ayudar al mundo y resulta que es el quien necesita ayuda, me pasa mucho eso, yo tengo mucho eso de querer ser conciliador y ahora disfruto un poco más el conflicto en general, y eso puede sonar no tan bonito pero creo que si lo es, creo que muchas veces disfrazamos las realidades de muchas formas. Gracias a la divertidísima propuesta de este Universo de Hugo, al habitarlo fue fabuloso y me di cuenta de eso de mi mismo, puedo estar en cualquier lugar que podría parecer una situación terrible pero yo la disfruto, aunque sea un lugar espantoso, con presión, me la paso bien, eso lo entendí a partir de este personaje y su locura”.
¿Qué tan distinta es la reacción del público en Terapia a comparación de otras obras?
“La diferencia que radica en Terapia básicamente es que desde el minuto uno te das cuenta que esto es para divertirse absolutamente, la gente se entrega a eso como no pasa en otros proyectos porque te están contando una historia más densa, más compleja; esta obra no es que no tenga su complejidad pero desde el principio te das cuenta que este Doctor tiene problemas graves y la gente está en el lugar del juez y es quien decide que personaje está más loco, pero, se toman la libertad de opinar, se ríen con uno, con otro, aplauden y hay hasta comentarios en escena, esa complicidad se da porque se sienten cómodos, se sienten divertidos, se sienten abrazados en un espacio en donde claramente vas a entrar a pasártela muy bien, entonces a diferencia de otros montajes la gente se entrega absolutamente, la promesa de pasarla bien es la diferencia”.
En esta analogía de médico- paciente locura-cordura ¿Crees que en una un terapia de vida todos somos paciente y médico o los roles están bien definidos?
“Creo que necesariamente tiene que pasarle eso cualquiera que sea médico o a cualquiera que sea paciente. Tú y yo estamos ahora platicando sobre una obra de teatro, pero algo de lo que tu me dices me forja a hacerme preguntas, y algo de lo que yo te digo, a ti también; creo que en esa dinámica es en la que nos enamoramos, nos relacionamos con nuestros padres, con nuestros hermanos, amigos o con gente del trabajo… gente que no soportas pero te deja una enseñanza brutal o viceversa, lo que es un hecho es que la cordura es un acuerdo súper endeble, es un acuerdo bien frágil, lo que consideramos real, en diez minutos ya no lo es. Cada día hay un nuevo paradigma que para otros ya no es, que se quedaron en el pasado y ya no aceptan el nuevo, en ese sentido la locura siempre está en una rayita muy débil, ya no sabemos bien a bien que es locura y que ya no lo es”.
Terapia se presentará en una última función el miércoles 24 de junio en el Foro Shakespeare de la Ciudad de México. Zamora # 9 colonia Condesa.
El resto del elenco lo conforman: Regina Flores Ribot, Roberto Beck, Carlos Medina y Erick Ripoll.