La belleza de las creaciones de Miguel Ángel y el ingenio de Leonardo Da Vinci llegan a México con dos magnas exposiciones que muestran obras poco conocidas de ambos artistas del Renacimiento y que, en algunos casos, se presentan por primera vez en
América Latina.
En el caso de Leonardo, los dibujos de la exposición “Leonardo da Vinci y la idea de la belleza” abarcan periodos muy distintos, desde un trabajo que se cree que fue hecho con su maestro, hasta sus últimos años. Una de las obras destacadas es el “Códice sobre el vuelo de las aves” con sus apuntes sobre anatomía, física y aerodinámica a partir de la observación de distintas especies de pájaros.
“Las páginas que se muestran me gustan especialmente porque en esas dos páginas se representan los momentos más altos de la genialidad de Leonardo”, dijo el miércoles en conferencia de prensa Giovanni Saccani, director de la Biblioteca Real de Turín, que dio en préstamo las piezas de Leonardo que se presentarán hasta el 23 de agosto. “El Leonardo arquitecto, el Leonardo ingeniero, el estudioso de la naturaleza, pero también hay una parte que representa a Leonardo el hombre. En la esquina superior derecha Leonardo escribió su lista de compras”.
El códice llevó a Leonardo a conclusiones para un potencial aparato para volar.
“Leonardo era un personaje que se ocupó por conocer el mundo, hoy en día lo entenderíamos más como un epistemólogo”, dijo a AP el historiador de arte Adolfo Mantilla, encargado de la adaptación para México de la exposición que se ha presentado en Boston y Virginia. “Su proyecto es transversal y nos da un panorama desde lo que hoy podría verse desde un horizonte artístico, de la física, de la mecánica, de la ciencia. Evidentemente ese es el punto central de la exposición”.
Saccari destacó que esta es la primera vez que la colección de la biblioteca llega a un país de América Latina. Entre los dibujos que se presentan también está el estudio para el rostro del ángel de “La Virgen de las rocas”, símbolo de la biblioteca.
Por su parte, la exposición “Miguel Ángel Buonarroti. Un artista entre dos mundos”, que se presentará hasta el 27 de septiembre, incluye obras del maestro renacentista y su impacto en artistas en América como Andrés de Concha y Baltasar de Echave Orio. Dos de sus piezas clave son el “Cristo Portacroce (Cristo Giustiniani)” y el “David-Apollo”.
“Las dos tienen una historia muy diferente pero las dos tienen un hilo en común que es el problema de la obra inacabada, ninguna de las dos fue terminada por Miguel Ángel”, dijo a AP Luis Javier Cuesta cocurador de la muestra junto con Francesco Buranelli.
El Cristo (trabajado por Miguel Ángel entre 1514-1516) “es un bloque de mármol que eventualmente Miguel Ángel decidió dejar por una veta negra que le salió al mármol en el rostro, Miguel Ángel era un perfeccionista… y en ese sentido no podía soportar que la vena negra le estropeara la escultura”, apuntó Cuesta sobre la escultura que por primera vez se exhibe fuera de Italia.
En el caso del “David-Apollo” (que desarrolló de 1532-1534) fueron las cuestiones ideológicas las que impidieron que Miguel Ángel la concluyera.
“Tuvo una crisis de pensamiento al final de su vida que hizo que dejara muchas obras sin terminar”, señaló Cuesta.
En ambas exposiciones, los dibujos de anatomía y arquitectura, así como bocetos para esculturas y pinturas juegan un papel central.
“El dibujo se convirtió en el arte por excelencia era la herramienta que todo artista debía dominar porque era la expresión de la idea intelectual”, dijo Cuesta.