Tijuana.- A principios del 2000, el futuro para Juan López, originario de Oaxaca y de origen mixteca, se veía promisorio, pues era la época en que sus ingresos rebasaban los 400 pesos al día, a pesar que inició vendiendo en el
suelo.
Vino a vivir a la ciudad de Tijuana para tener una mejor vida, porque en Oaxaca ganaba veinticinco pesos diarios en la albañilería, aquí, ahora, gana ciento cincuenta pesos al día “porque las ventas están muy bajas”, agrega en entrevista con Notimex.
Lamenta que sus costumbres mixtecas se han perdido con el paso del tiempo e, incluso, sus tres hijos fueron educados en dialecto mixteco y el idioma español, pero ahora sus nietos ya no hablan su lengua natal.
Juan López, de 70 años de edad, comenta que sólo les pudo dar estudios de primaria a sus hijos y después tuvieron que iniciar a trabajar; actualmente sus nietos únicamente quieren hablar español pero ya no trabajan desde chiquitos.
Recuerda que vino a vivir a la ciudad de Tijuana para mejorar su vida, lo que llegó a lograr, cuando hace 15 años su economía era muy buena porque estaban muy bien las ventas y ganaban casi 400 pesos al día a pesar que iniciaron vendiendo en el suelo con su esposa, de 70 años también.
Después vendieron en una carreta y posteriormente en una mesita, actualmente tiene permiso para vender en un puesto ambulante semifijo en la plaza, Santa Cecilia, ubicada en la calle Segunda entre las avenidas Constitución y Revolución, en el centro.
Menciona que tiene problema con su columna vertebral porque se cayó de un árbol; camina con bastón, tiene tres hijos, que actualmente están casados. Todos residen en la colonia Obrera, donde viven alrededor de 400 personas mixtecas.
Comenta que algunas personas se van al otro lado para tener una mejor vida, pero él y su esposa no pueden porque no tienen dinero para tramitar documentos e irse a vivir a Estados Unidos.
“Tijuana está muy bien para vivir, pero en ocasiones con las ventas tan bajas me dan ganas de regresarme a Oaxaca”, señala.
Por su edad ya no pagan permiso para vender pero aun así, no les alcanza el dinero. “Cada mes acudimos al doctor y no gastamos en consulta ni medicamento, por el apoyo que nos brinda el gobierno.
Juan compra su mercancía en esta ciudad de Tijuana, para elaborar alcancías, bolsas, gabanes, juguetes, rosarios y pulseras.
Cada rosario que elaboran tarda de una a dos horas aproximadamente; su día de trabajo inicia a las siete de la mañana, se instalan a las ocho y media o nueve porque tardan como dos horas acomodando la mercancía.
Su día laboral termina a las cinco de la tarde, llegan a su casa a las siete y descansan los días miércoles. Las buenas ventas, dice, son de mayo en adelante, “aunque en ocasiones vendemos 50 pesos al día, y de pasajes gastamos 26”.