Reconoce INAH protección a sitios mayas

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El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la comunidad de arqueólogos en la Península de Yucatán rindieron un homenaje a la Brigada Volante en el municipio de Oxkutcab, su centro de operación.

En un comunicado, el INAH explicó que el reconocimiento se entregó por considerarlos como sus más fieles aliados en la investigación, protección y difusión del patrimonio arqueológico en la vasta Península de Yucatán.

El coordinador nacional de Arqueología, Pedro Francisco Sánchez Nava y el director del Centro INAH Yucatán, Eduardo López Calzada, reconocieron el trabajo de Mario Magaña y Pedro Góngora, pilares de la brigada.

A ambos se les entregó un diploma por su actividad en un área comprendida entre Yucatán, Campeche y Quintana Roo, calculada en cinco mil kilómetros cuadrados y el reconocimiento de más de 130 sitios arqueológicos.

Antes de recibir el título de Brigada Volante, Mario Magaña y Pedro Góngora, se introdujeron en la espesura de la selva y encontraron viejas urbes extraviadas, como Santa Rosa Xtampak, e incluso “ruinas” que no figuraban en los mapas.

Localizar un sitio, desde cimientos de una casa a la fachada con mascarones estilo Chenes o Puuc de un edificio monumental, pintura rupestre o relieves desperdigados en el interior de una cueva o de un chultún (aljibe maya), “siempre fue un sano y competitivo juego para nosotros”, confesó Pedro Góngora.

“Mario y yo anduvimos a pie, a caballo y en bicicleta. En nuestros buenos tiempos llegábamos a caminar unos 30 kilómetros diarios, sobre todo cuando se trazó la brecha para la carretera de la Ruta Puuc”, precisó.

Después, Norberto (González Crespo, primer director del Centro Regional Sureste del INAH entre 1973 y 1982) vio el trabajo que se realizaba y compró unas motocicletas, lo cual facilitó mucho la exploraciones, comentó.

“Tanto Mario como yo teníamos esa facilidad de comunicación con la gente de campo, hablamos la misma lengua (el maya), sobre todo Mario hacía amistad en cuestión de segundos”, comentó Góngora cuñado de Mario Magaña, con quien trabajó durante 30 años.

Magaña se jubiló luego de 41 años de servicio, pero su hijo Miguel continúa el trabajo. Al frente de la Brigada Volante continúa Pedro Góngora, Juan Carlos Góngora Balam, Martín Manzanilla Canché de Atocha y Julio Alberto Huchim Casanova.

Góngora recordó que en más de una ocasión debieron lidiar con ejidatarios para que no destruyeran vestigios ubicados en sus propiedades, y lo mismo con autoridades municipales, empresas u organismos federales para convencerlos de modificar los trazos de proyectos de infraestructura y así no afectar estos testimonios.

Con 68 años de edad, Pedro Góngora aseguró que le gustaría continuar “si Dios me da vida y salud, quiero encontrar más sitios y creo que me falta por conocer, aunque estoy llegando a mi límite. Es mucho desgaste físico con las caminatas, aun así recorro seis kilómetros mínimo”.

Sin duda, Mario, quien hace un año sufrió un accidente cerebrovascular, también visita en sueños las viejas ciudades mayas, parajes cubiertos de maleza adonde sus pies ya no lo pueden llevar.

Gloria Magaña, hija de don Mario, narró los tiempos en que su padre convirtió su antiguo hogar, una típica casa maya de adobe y techo de huano, en un auténtico museo.

“Sólo teníamos espacio para las hamacas. Mi papá llegaba con materiales que luego iba a mandar al Centro INAH y nos advertía a mi hermano y a mí: ¡No se toca! ¡Hasta que yo les muestre!”, recordó.

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