Con el ánimo de superar las ventas de los años recientes, que en promedio han sido del orden de los 50 millones de pesos, la XXXVII Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM) está lista para iniciar este miércoles sus más de mil 500
actividades gratuitas.
El majestuoso Palacio de Minería, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, luce esta tarde como hormiguero en el que cientos de personas laboran para afinar cada uno de los detalles que han hecho de esta feria la más importante de su tipo en la capital del país.
El intenso trajín incluye espacios que se acondicionan y miles de libros que se acomodan para el encuentro que se celebrará del 17 al 29 de febrero.
Notimex recorrió el inmueble, obra del neoclasicismo en América, que fue edificado en el siglo XVIII por el arquitecto valenciano Manuel Tolsá. Este edificio histórico, cuna de la primera Feria del Libro en México, está listo para ser nuevamente sede de la conocida desde 1980 como la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM).
En la acera de su entrada principal, en el número 5 de la calle de Tacuba, una caravana de vehículos de las más diversas casas editoriales descargan miles de cajas que contienen lo mismo libros clásicos de todos los tiempos, que las más recientes novedades literarias en novela, cuento, ficción, narrativa, poesía, ensayo y demás géneros conocidos hasta hoy.
Sobre la misma calle, las taquillas y las dos enormes carpas que a partir de mañana van a funcionar como paquetería y guardabultos ya están montadas, lo mismo que un letrero que avisa a los visitantes que no se permite el acceso con bultos, mochilas voluminosas, bicicletas y mascotas. Eso, para comodidad del público que asiste a ver y comprar libros.
Al interior del palacio, un ejército de trabajadores manipulan toneladas de estructuras de metal y otros materiales para armar los stands, lo mismo que acondicionan los espacios destinados a bomberos, servicio médico, para atención a expositores y sala de descanso; la Capilla, el Salón de Actos y la Galería de Rectores, ya están bien barridos y trapeados.
Sergio Reaza Escárcega, director del Instituto Chihuahuense de la Cultura, informó en su oportunidad que al ser esta entidad del país Invitado de Honor, trae más de 250 títulos que en total suman casi 30 mil ejemplares. Chihuahua ofrecerá, además de ese acervo literario 128 actividades en su pabellón de 160 metros cuadrados, uno de los más grandes.
Organizadores entrevistados recordaron que serán mil 500 actividades, distribuidas en 859 presentaciones de libros, revistas, colecciones, proyectos editoriales, y publicaciones electrónicas; 284 charlas y conferencias; 107 lecturas y recitales; 158 talleres, muchos de ellos para niños; 94 mesas redondas, 26 proyecciones de video y entrega de premios.
Asimismo, se tendrá como novedad la Primera Jornada de Literatura de Horror "Amparo Dávila", coordinado por el escritor Vicente Quirarte, y como la FILPM se ha convertido en la feria de todos los universitarios, se realizará la 13 Jornada Juvenil, los días 22, 23 y 24 de febrero, además de otros coloquios internacionales que abordarán temas diversos.
El encuentro contará con la presencia de 65 autores cuyas carreras ya están en un punto de madurez, entre ellos: Roger Bartra, Enrique Krauze, Margo Glantz, Juan Villoro, Paco Ignacio Taibo II, Ignacio Solares y Jorge Volpi. Igualmente, han sido invitados autores emergentes, quienes tendrán la oportunidad de dar a conocer sus pensamientos y obras.
En la cara sur del patio principal del palacio cuelgan pendones que anuncian homenajes In Memoriam a Günter Grass (1927-2015), Raúl Ortiz y Ortiz (1931-2016), Isabel Fraire (1934-2015), Hugo Gutiérrez Vega (1934-2015), Eraclio Zepeda (1937-2015), Eduardo Galeano (1940-2015), Max Rojas (1940-2015), Gustavo Sainz (1940-2015) y Henning Mankell (1948-2015).
En la edición XXXVII participarán 56 dependencias de la UNAM, la Dirección General de Publicaciones de la Secretaría de Cultura Federal, la Cineteca Nacional y el Fondo de Cultura Económica (FCE), la Universidad Veracruzana y numerosos sellos afiliados a la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), así como casas independientes.