Un abanico de creaciones que juegan con la geometría y muestran siluetas sobrias de caída y movimiento fluido sobre el cuerpo, ofrece la muestra “Beatriz Russek. Trama, moda mexicana contemporánea”, que se inaugura en el Museo Franz Mayer.
Beatriz Russek, quien se considera una artista multidisciplinaria, al abarcar diseño, escultura, instalación y pintura, explicó que la exposición es parte de la segunda mirada que tuvo sobre el textil.
“Primero trabajé en teatro, en vestuario desde 1976, luego al llegar a Tepoztlán, Morelos, hice un taller y formé a las mujeres que sabían hacer el tejido en gancho y de alguna manera nació a partir de ello un concepto de moda, para no meterle tijera al textil sino respetarlo lo más posible”, explicó.
En entrevista, abundó que de alguna forma se convirtió en pionera de la moda mexicana con textil indígena que es una moda que floreció en México y el mundo.
La muestra está conformada por 36 piezas, de entre las cuales destaca un atuendo que fue creado para una obra de teatro y que se incluyó porque contiene textil indígena. “He creado otras vestimentas para montajes, pero esta es la más representativa de lo que es la fusión de las culturas”, consideró.
Se trata de un kimono, que está precisamente en la entrada de la exposición del espacio museístico y que es una obra que hizo para el director Hugo Hiriart y “para mí representa el mestizaje, las culturas y la imaginación”.
Aún con los adelantos que existen hoy en día, estos vestidos o trajes femeninos que contienen bellos colores, líneas y formas de vestidos tradicionales de diversos estados de la República Mexicana, utiliza el textil con fusiones indígenas que es ya una moda en el mundo.
“En México hay varios diseñadores jóvenes, algunos ya muy conocidos y conocidas, por lo que es un honor para mí que el Franz Mayer me haya invitado para hablar sobre mí como parte de la historia de la moda mexicana, incluyendo el textil mexicano”, aseguró la creadora.
El juego con las geometrías textiles, la construcción modular, la utilización del tejido en gancho, el uso y rescate del algodón coyuchi, color natural café coyote, hilado a mano con malacate por las artesanas amuzgas y mixtecas de la costa de Guerrero y Oaxaca.
Así como la utilización del rebozo de Tenancingo en prendas contemporáneas, son algunas de los descubrimientos y aplicaciones que integró a sus creaciones a partir de su colaboración con mujeres indígenas de Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Puebla.
La muestra ofrece creaciones únicas de “art to wear” (arte para usarse), como vestidos de novia, faldas en telar de cintura y chales teñidos en degradé, huipiles, blusones, túnicas, sacos, abrigos, trajes y capas, que representan el mestizaje, la fusión de las culturas y la imaginación de la autora.
La muestra “Beatriz Russek. Trama, moda mexicana contemporánea”, que forma parte del 30 aniversario del espacio museístico, estará abierta al público hasta el 15 de mayo.