La exposición “El París de Toulouse-Lautrec” llegó al Palacio de Bellas Artes, donde permanecerá abierta hasta el próximo 27 de noviembre, para mostrar una crónica del París de la Bella Época y sus placeres.
Y es que a decir de la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), María Cristina García Cepeda: “el pintor francés Henri Toulouse-Lautrec (1864-1901) fue un observador incansable y ese registró ha quedado para la posteridad con un lenguaje plástico, original y expresivo”.
“Toulouse-Lautrec ilustró ampliamente la efervescencia festiva de los salones de baile y los cafés, y también, los momentos íntimos de los personajes marginados del barrio de Montmartre, con quienes se sentía identificado”, añadió.
Durante la Bella Época, París simbolizaba, más que ninguna otra urbe occidental, la capital del progreso, en la cual las naciones del mundo veían reflejadas sus aspiraciones, por eso, no se podía negar el privilegio de exponer esta obra al público mexicano.
Las piezas que se presentan en el Palacio de Bellas Artes provienen de la colección de obra gráfica del Museo de Arte Moderno de Nueva York y son más de 100 ejemplos destacados de la obra realizada por el creador francés en la madurez de su trayectoria. Es decir, lo mejor de él.
Derivado de la colaboración entre el mencionado museo neoyorkino y la Secretaría de Cultura federal de México, por primera vez en los últimos 30 años se realiza en el extranjero una muestra dedicada en exclusiva a ese artista. Y eso,sucede en nuestro país.
Finalmente, la titular de INBA puso en relieve que Toulouse-Lautrec supo armonizar el carácter utilitario y estético de la gráfica. “De su trabajo se ha dicho que le dio categoría artística al cartel y que hizo contemporánea a la pintura y hoy, las autoridades culturales de este país cumplen con su compromiso de acercar a los mexicanos al arte universal”.