Ocho retablos dorados, ocho pinturas de Miguel Cabrera, tres mil 900 mosaicos de talavera y cerca de 300 metros cuadrados de estuco que integran el Camarín de la Virgen de Loreto, en el Museo Nacional del Virreinato, en Tepotzotlán, fueron restaurados y regresan después de tres años a la ciudadanía, señala Diego Prieto Hernández
director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
En la ceremonia de reapertura de la capilla que el INAH restauró en su totalidad, el antropólogo Prieto Hernández reconoció el apoyo de diversos sectores públicos y privados en las inmensas y diversas tareas que realiza el INAH.
Prieto Hernández destacó que la participación en el proceso de restauración de las piezas de la Secretaría de Turismo del Gobierno del Estado de México, encabezada por la maestra Rosalinda Elizabeth Benítez González, quien desde un inicio apoyó las gestiones para la realización del proyecto.
“Con la Secretaria de Turismo federal hemos tenido una muy estrecha alianza a favor del cuidado de nuestro patrimonio cultural que, sin duda alguna, es un elemento para el desarrollo del turismo sustentable”, manifestó.
El titular del INAH indicó que la principal razón para emprender la restauración del camarín fue la urgencia de corregir el severo problema de humedad en su interior, que se debía al pavimento de concreto que servía de base al empedrado de la explanada exterior, por lo cual fue retirado en su totalidad, pues este material impedía la evaporación natural proveniente del subsuelo y ocasionaba que el inmueble se comportara como una válvula de alivio por donde salía toda la humedad, causando muy altas temperaturas que alteraban los bienes culturales alojados ahí.
Detalló que, al realizar el estudio de los restos de policromía y esgrafiados en las fachadas, los restauradores descubrieron que contaban con la información suficiente para restituir la gama cromática y los patrones de diseño que decoraban el inmueble, así como la recuperación integral de la crestería de palmetas que rematan cada cuerpo de la doble cúpula del camarín, por lo cual ahora va recuperando su esplendor y lectura original.
Asimismo, resaltó que, además de la atención del monumento virreinal, la arqueóloga Josefina Gasca Borja realizó rescates arqueológicos en la zona aledaña, donde registró el hallazgo de basamentos, entierros y una gran variedad de material cerámico que reafirman el origen prehispánico de Tepotzotlán.
“El impacto de este trabajo en la derrama económica, merece que esta iniciativa sea aplaudida e imitada para seguir recuperando los baluartes culturales de nuestro país, que son piedra angular en la apertura de nuestras fronteras frente al fortalecimiento de nuestra identidad y del intercambio entre los diversos pueblos que integran el mosaico heterogéneo que es México”, anotó el antropólogo.
Así, después de siete meses de trabajo concluyeron las obras de restauración del Camarín de la Virgen de Loreto, uno de los espacios arquitectónicos virreinales de mayor riqueza iconográfica y ornamental que resguarda el Museo Nacional del Virreinato (MNV), dependiente del INAH.
Durante los trabajos de intervención se logró recuperar la iluminación natural al interior del camarín, mediante la colocación de ventanas de vidrio que retoman el diseño de las que existían antes de la intervención de la década de los sesenta en la que fueron colocados los alabastros que al oxidarse impedían el paso de luz, explicó el arquitecto Ricardo Peza, encargado de la ejecución de los trabajos.
En el proyecto de restauración participaron restauradores, arquitectos, arqueólogos, museógrafos, personal de apoyo técnico y administrativo, quienes atendieron los daños ocasionados tanto en la arquitectura del lugar, como en los bienes inmuebles por destino: estucos, retablos, pinturas y esculturas, informó la restauradora Xochipilli Rossell Pedraza, quien encabezó este proyecto multidisciplinario.