Restos de los primeros pobladores de América, de animales extintos, así como de rituales mayas son parte de los tesoros que guarda Sac Actun, un sistema de
cuevas inundadas que hoy se sabe abarca alrededor de 347 kilómetros, bajo Quintana Roo y es el más grande de su tipo en el mundo.
Guillermo de Anda, responsable del proyecto Gran Acuífero Maya y explorador de National Geographic, explicó al Foro Consultivo Científico y Tecnológico que el mapeo del sitio se inició hace 14 años por el alemán Robert Schmittner en la zona de Sac Actun y posteriormente en Dos Ojos, ambos en Quintana Roo.
“Él es un explorador de cuevas que empezó con este trabajo hace 14 años. Ha ido buscando y mapeando constantemente la zona, hasta que la semana pasada hizo la conexión. Todo el sistema abarca 347 kilómetros y es el sistema de cuevas inundadas más grande del mundo, que tiene alrededor de 200 entradas”, comentó vía telefónica.
Schmittner es responsable de exploración subacuática del proyecto Gran Acuífero Maya que busca mejorar la comprensión de la delicada conexión entre este gran acuífero, el medio ambiente y el hombre, al conocer su extensión, documentar sus riquezas y difundir este conocimiento.
Hasta hace unos días se sabía que Sac Actun tenía 220 kilómetros de extensión pero el explorador descubrió que está conectado con otro sistema llamado Dos Ojos, dando lugar a un solo gran sistema que en conjunto abarca los 347 kilómetros de extensión.
“Dada la gran cantidad de objetos arqueológicos que se encuentran ahí es un enorme sitio arqueológico que debe ser protegido”, enfatizó De Anda.
En el sitio se ha documentado la interacción humana y animales antiguos desde hace unos 10 mil o 12 mil años, es decir, desde la Edad de Hielo hasta la época de los mayas.
Se han encontrado en la zona restos desde perezosos gigantes, gonfoterios (elefantes antiguos), osos, restos óseos humanos de los primeros habitantes del continente, además de restos provenientes de la cultura maya y algunos inclusive de la época Colonial.
“Ahora enfrentamos el reto de conservarlo, de documentarlo y explorarlo aún mejor. Aunque parece que ya se acabó, es lo contrario, para nosotros el trabajo apenas comienza. Robert continúa con su labor de exploración y con él, nosotros que tenemos el reto de investigarlo”, añadió el responsable de proyectos especiales de arqueología subacuática de la Coordinación Nacional de Arqueología.
El proyecto del Gran Acuífero Maya es apoyado por el Aspen Institute México, el Instituto Nacional de Antropología e Historia, la Universidad Tecnológica de la Rivera Maya, National Geographic y el Banco de Desarrollo de América Latina.
El equipo de este proyecto ahora enfrenta el reto de continuar con la exploración, pues Schmittner tiene la intención de buscar más conexiones e interacciones con otras cuevas inundadas en la zona, mientras que De Anda espera documentar adecuada y sistemáticamente el sitio para proteger todo el sistema.
“Actualmente el sitio no está protegido, por lo que todavía nos falta mucho en ese sentido, es uno de los grandísimos retos que ahora tenemos. Es un gran reservorio de agua dulce y un valioso recurso arqueológico que seguirá dando mucho de qué hablar”, enfatizó.
En el sitio se desarrollan actualmente actividades de turismo ecológico, especialmente por el submarinismo, pues tiene alrededor de 200 cenotes como entradas al sitio, lo que hace aún mayor el reto de su conservación.
Pie de foto: El proyecto del Gran Acuífero Maya es apoyado por el Aspen Institute México, el Instituto Nacional de Antropología e Historia, la Universidad Tecnológica de la Rivera Maya, National Geographic y el Banco de Desarrollo de América Latina. (Foto: Cortesía Guillermo de Anda).