Como el último historiador culto, fue recordado Álvaro Matute Aguirre por su compañero y amigo Javier Garciadiego Dantán, durante el homenaje póstumo
organizado por la Academia Mexicana de la Lengua que se llevó a cabo ayer en el Auditorio José María Vigil de la Hemeroteca Nacional de México.
Nacido en la Ciudad de México el 19 de abril de 1943, Álvaro Matute fue licenciado, maestro y doctor en historia por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); investigador emérito del Instituto de Investigaciones Históricas; profesor en la Facultad de Filosofía y Letras e investigador emérito desde 2004 de la UNAM, así como miembro de la Academia Mexicana de Historia desde 1988 con el sillón 11.
La labor del reconocido historiador mexicano fue dedicada primordialmente a la historia política y cultural de la revolución e historiografía mexicana, así como la teoría y filosofía de la historia.
Fue autor y coordinador de cerca de 30 volúmenes de historiografía de la teoría y filosofía de la historia, entre los cuales destacan libros como El historicismo en México (2002), y Pensamiento historiográfico mexicano del siglo XX. Además de La desintegración del positivismo (1999).
Entre sus reconocimientos se encuentran el Premio Universidad Nacional en Investigación en Humanidades en 1997; la Medalla “Capitán Alonso de León”, de la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística en 2007; y un año después el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía.
También fue integrante de la Junta de Gobierno de la UNAM entre 1999 y 2009, científico social nivel III del Sistema Nacional de Investigadores y desde 2004 ocupó la cátedra José Gaos de la Universidad Complutense de Madrid.
El 27 de abril de 2017, había sido electo por unanimidad para ocupar la silla XXXIII en sustitución de Elías Trabulse, de la Academia Mexicana de la Lengua, la cual ocupó durante un corto periodo al fallecer en el día del historiador, 12 de septiembre del año pasado.
En el homenaje, su amigo Javier Garciadiego Dantán, recordó que a Don Álvaro Matute, le vino la vocación natural por la historia, al haber tenido una gran influencia de su abuelo, el general y constituyente Amado Aguirre Santiago (1863-1949), un liberal del siglo XIX seguidor del movimiento antirreeleccionista de Francisco I. Madero.
"El mismo Álvaro dijo en varias ocasiones que le interesaba más la historiografía y la filosofía de la historia que la propia historia; esto es: más que los hechos, le atraía conocer cómo estos se reconstruían, analizaban y narraban.
"Además de la historia con ideas, a Álvaro Matute le gustaba la historia con compromiso social, lo que no debe confundirse con una historia ideologizada, más instrumento de lucha política que disciplina humanística", mencionó Garciadiego ante un auditorio lleno.
En su uso de la palabra, Don Fernando Serrano Migallón, dijo de Matute que “su ausencia deja un vacío difícil de llenar. Su paso fugaz por la institución será siempre reconocido por sus cualidades y por sus características académicas y docentes, pero, sobre todo, por su alegría en la expresión de lo académico".
Asimismo, el presidente de la Academia Mexicana de la Lengua, institución que forma parte de la mesa directiva del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, Jaime Labastida Ochoa, lamentó que Matute Aguirre no pudiera leer su discurso de ingreso, el cual según su viuda la doctora Evelia Trejo, abordaba el lenguaje de la historia.
En la sesión, también estuvieron presentes, Adolfo Castañón y Felipe Garrido, miembros numerarios de la Academia Mexicana de la Lengua.
Pie de foto: Ante un auditorio repleto, Adolfo Castañón, Felipe Garrido, Jaime Labastida, Fernando Serrano y Javier Garciadiego, recordaron al historiador. (Foto: Emiliano Cassani).